Adiós a los flyers: la hostelería se vuelve digital y se vuelca en las redes sociales,

Adiós a los flyers: la hostelería se vuelve digital y se vuelca en las redes sociales,
Adiós a los flyers: la hostelería se vuelve digital y se vuelca en las redes sociales,

Todavía de madrugada, cuando aún quedan varias horas para las primeras luces del alba y casi toda la ciudad duerme, las calles del polígono de Mercamadrid recuerdan a la hora punta en la M-30. Un constante ir y venir de vendedores y compradores listos para salir cargados con productos frescos del mayor mercado de Europa. Una actividad frenética que no ha parado durante la pandemia, con su ajetreo propio de una ciudad a pequeña escala, con todos sus servicios, pero que en los momentos más duros del confinamiento vio cómo bajaba la persiana una parte fundamental de su día a día, necesaria para cargar las pilas y continuar con una larga jornada de trabajo: la hostelería.

«Fueron días complicados. Tuvimos que mandar a toda la plantilla al ERTE: 22 familias»

En el cuarto de siglo que Maximino Marcos lleva al frente del restaurante Narcea Mercamadrid, en pleno centro neurálgico del mercado de abastos, nunca se había imaginado tener que hacerlo. Consiguió salir adelante de la crisis de 2008, pero la pandemia y el decreto del estado de alarma le obligaron a echar el cierre, a pesar de que su actividad es casi esencial para que transportistas, vendedores y compradores repongan energías. “Al estar dentro del mercado queríamos seguir abiertos, porque aquí seguía la actividad, pero nos obligaron a cerrar”, recuerda con tristeza el propietario del restaurante. Un local que, aunque cerrado, siguió dando servicio de forma altruista, ya que Maxi, como popularmente le conocen sus parroquianos, decidió preparar, cada día, un lote de bocadillos, fruta y algo de caldo, y dejar lista la cafetera para que pudiesen servirse “todo el café que quisieran”.

Mientras tanto, desde el 15 de marzo y hasta el 21 de abril, cuando finalmente pudo levantar de nuevo tímidamente la persiana, Maximino no dejó de pensar ni un sólo día en cómo podría revertir la situación. “Fueron días complicados, lo pasamos muy mal. Tuvimos que mandar a toda la plantilla al ERTE, 22 trabajadores… 22 familias”, recuerda. “Nos vimos obligados a adaptarnos. Como no podíamos tener clientes dentro del local se cortó por completo la entrada de dinero, pero no la salida: letras, mantenimiento, impuestos… Había muchas cosas que pagar. Por eso, mi hija vio que la salida clara era el envío a domicilio y, para eso, necesitamos meternos de lleno en el mundo digital”, explica.

PÁGINA WEB Y REDES SOCIALES

Y fue precisamente ella, su hija Marta, la encargada de liderar esa revolución. “Ella llevaba muy bien el tema de la página web, así que la amplió para poder hacer pedidos pedidos y empezó a mover las redes sociales”, detalla convencido. Una seguridad que, como él mismo reconoce, le costó conseguir: “Tenía dudas. El mundo de internet no lo conozco mucho, pero lo vi muy necesario. Ella me convenció de que era la forma de llegar a los jóvenes y que si queríamos hacer envíos teníamos que hacerlo así”.

Y visto y no visto. En cuestión de horas llegaron los primeros pedidos. Mientras su mujer se ponía al frente de la cocina, Maximino recorría las callejuelas del kilométrico mercado de abastos y no paraba de subir y bajar escaleras para llevar los encargos. “Era un no parar. He perdido 5kg por estar moviéndome todo el rato”, exclama. Solo aguantaron una semana solos. El tirón fue tal que empezaron a sacar, poco a poco, a los empleados del ERTE: primero en cocina, luego en sala… Hasta volver a tener la plantilla al completo.

Ahora, navegar por su página web es el mejor reclamo para los clientes. “Era muy reacio, porque siempre he creído que al cliente te lo ganas cuando viene, hablando con él, enseñándole el producto… Pero estaba muy equivocado”, reconoce. La inversión que han hecho en fotografía es palpable y con solo visitar la carta digital ya despierta el apetito. También han invertido en material para transporte, bolsas, embalajes, conseguir una nueva licencia para venta a domicilio… Pero, asegura, ha merecido la pena.

Y todo este crecimiento no se entiende sin las redes sociales. Al frente, de nuevo su hija Marta. “Antes hacía flyers con el menú, con las promociones… Pero me he dado cuenta de que Facebook e Instagram es mucho más rápido, más directo, llega a más gente y, además, es más barato”, reconoce entre risas.

UN LOCAL ADAPTADO

Antes de la pandemia podían llegar a tener 800 tickets al día y aunque no han recuperado ese volumen, la venta online les permite tener un ingreso estable que no depende de las restricciones de aforos. El envío a domicilio ya supone para ellos entre un 30% y un 35% de la venta, e incluso hay días que llegan a despachar más comandas a través de internet que en local. Muchos de sus clientes habituales también se han digitalizado. Ahora, dice, prefieren comer en las oficinas por la reducción de aforos, así que hacen los pedidos a través de internet.

Pero la digitalización también ha llegado al local. En todas las mesas cuentan con códigos QR, a través de los cuales se puede acceder al menú del día y a la carta de platos y vinos. Además, han conectado la comandera de la cocina a la red wifi y los pedidos llegan al instante. “Tenemos todo conectado y funciona perfectamente . En cocina saben qué es para llevar y qué para consumir en local y, a la vez, el que está repartiendo recibe un aviso de que están entrando nuevos encargos a domicilio”, explica Maximino.

Los tiempos y las costumbres han cambiado. El café solo, la copa de coñac y el Farias, su primer servicio cuando abrió en 1996, han dado paso a la docena de churros, los cuatro cruasanes y los seis cafés. Ese fue su primer pedido online y asegura que nunca lo olvidará. Ahora, Maximino, que está pensando en hacerse con un coche eléctrico adaptado para el reparto, mira el futuro con cierta incertidumbre. “No se puede ver a largo plazo cómo va a evolucionar. Las normas cambian muy rápido, puede que haya nuevas restricciones… Lo importante es mirar hacia adelante e intentar mantener todos los empleos, porque a algunos trabajadores los conocemos de toda la vida, se han casado, han tenido hijos… Son ya parte de nuestra familia”, sentencia. La única certeza, incide, es que la digitalización de su negocio ha llegado para quedarse y ya no entiende su local sin ella.

AHORA MÁS CERCA

La crisis de la COVID-19 ha sacudido por completo a autónomos y pequeñas empresas. Con el fin de dar a conocer sus historias, Orange lanza Ahora más cerca, un espacio que recoge testimonios y entrevistas personales de esos emprendedores que han tenido que adaptarse en los últimos meses. El periodista y economista Javier Ruiz es el encargado de dar voz a esas historias y, además, realiza un análisis económico de cada sector, señalando las oportunidades y aportando recomendaciones para que los empresarios puedan sacar el máximo partido a sus negocios. A lo largo de los meses iremos conociendo más historias en orangecontunegocio.com.

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