La broma les salió redonda. Rhys Simmons y Jamie Kamaz, jóvenes youtubers, amantes de los viajes y de echarse unas risas, nunca encontraban un Airbnb razonable, sobre todo para su escueto presupuesto, así que decidieron probar suerte y subir un alquiler propio a la plataforma. Pero no uno del montón, sino «el peor Airbnb de la historia». Para su sorpresa no les fue mal.
Los protagonistas de Passion Squad, el canal donde publican sus aventuras, se conocen desde la infancia. Fueron juntos al colegio, a la universidad, compartieron piso… Les une además una gran afición a la producción audiovisual. A principios de 2019 decidieron, también juntos, dejar sus respectivos trabajos para perseguir una carrera en YouTube subiendo vídeos de sus viajes, casi todos por Europa.
Para crear el «peor Airbnb del mundo», sin embargo, no han tenido ni que salir de Londres. La idea nació en internet. La pareja tropezó con Null Stern, un exclusivo hotel de lujo que ofrece una experiencia inolvidable: la de dormir al aire libre, sin paredes ni techo que bloqueen la visión de las estrellas, en medio del idílico paisaje alpino suizo.
Simmons y Kamaz trasladando el colchón.
Semejante extravagancia les hizo tanta gracia que decidieron recrearla. Todo lo que necesitaron fueron muebles de segunda mano: un colchón, una mesilla, una lámpara «para darle un toque hogareño» y dos copas de vino llenas de agua. Lo llevaron todo a una zona campestre al norte de Londres y lo colocaron bajo un árbol. «Lo importante es respirar aire fresco», dicen con sorna en su vídeo.
«Pero para nuestra sorpresa, cuando lo publicamos en Airbnb, la gente mostró una locura de interés por alquilar el alojamiento», aseguran los youtubers. Les llegaron preguntas del tipo: «¿Qué ocurre si llueve?» y ofertas como la de alguien que ofrecía «85 libras [94 euros] por quedarse cuatro semanas». «Crear el peor Airbnb del mundo y obtener tal cantidad de solicitudes es algo que nunca olvidaremos».
La pareja no llegó nunca a aceptar ninguna solicitud, pero tentados estuvieron. «Quizá deberíamos olvidarnos de YouTube y administrar un hotel a tiempo completo».