¡Punta Cana!

¡Punta Cana!
¡Punta Cana!

Punta Cana es la parte más internacional de República Dominicana, más que la propia capital del país.

El nombre del lugar viene de un cabo del litoral este, en Higüey, igual que la palma de cana abundante en el país.

El mar derrocha en estas playas tanta belleza, que todo dominicano debe sentirse orgulloso, su aeropuerto está calificado entre las grandes terminales turísticas del Caribe.

Algo de historia:

La belleza estaba ahí, sin embargo, es justo hablar de la parte humana que hizo de estas playas un llamativo espacio vacacional, pues tendemos a robotizar olvidando que detrás de un gran emporio, indefectiblemente hay no solo cerebros, sino también conciencia.

No cabe dudas de que los forjadores de Punta Cana, pusieron en el proyecto mucho corazón.

Como complejo turístico, pertenece a la historia reciente, era final de los 60s, permanecía aún el recuerdo de una dictadura que dejó marcado al país.

Somos una tierra bendecida con una gran belleza natural, idónea para desarrollar proyectos turísticos, inexplorados entonces.

Fue en aquel momento que hizo su aparición, el héroe indiscutible de Punta Cana, Frank Rainieri, quien como un Quijote moderno, concibió la idea de desarrollar el área con fines turísticos, solo que a diferencia del Quijote de Cervantes, la idea del nuestro, tenía lógica, aunque quizás más de una vez tendría que lidiar con uno que otro gigante, batalla de la que obviamente, salió triunfador.

El mapa original del lugar, decía que el nombre de los terrenos adquiridos por el Grupo Punta Cana, era Punta Borrachón, un nombrecito poco recomendable para lo que se pretendía hacer.

Punta Cana como nombre, fue idea de Frank Rainieri, haciendo homenaje a nuestra humilde cana, palmera que engalana la campiña dominicana.

Hoteles fastuosos, complejos habitacionales adaptados a nuestro clima tropical, hacen de la región un faro con luz propia desde donde se tocan las estrellas para anidarlas bajo la almohada, son como un beso al amanecer que se evoca entre suspiros, después de una noche de amor.

Punta Cana es un diamante tallado con esmero cuyo fulgor se vislumbra, sino a nivel mundial, en una buena parte del orbe. Lugar de estrellas y millonarios, de políticos criollos y extranjeros que se relajan bajo el sol tropical.

Válido es destacar la labor desarrollada por Frank Rainieri y su familia, “fajados” a tiempo completo, Frank y Haydée, la gran mujer que camina no detrás, sino junto, ha sido en Punta Cana, inspiración, maestra, amiga, orientadora, compañera inseparable de su esposo.

La mención de los Rainieri es asunto de justicia, hay que investigar la historia de Punta Cana para enterarse de la lucha de esta familia que hoy recoge el fruto de tan arduo trabajo sin dormirse en los laureles.