El temido, odiado y recurrente jet lag podría tener los días contados. Al menos, es lo que vende la empresa estadounidense Blackrock Microsystems, que asegura tener la solución para acabar con la desagradable sensación de cansancio y sueño que se tiene después de permanecer durante mucho tiempo en un avión, con el consiguiente cambio de huso horario al aterrizar.
La compañía, líder mundial en la creación de sistemas tecnológicos de investigación neuronal, diseñará un dispositivo inalámbrico que consigue eliminar esa sensación de malestar y agotamiento regulando los ritmos circadianos de nuestro organismo. O dicho de otra forma, los ritmos del reloj biológico que provoca los cambios en las características físicas y mentales que ocurren en el transcurso de un día completo por diferentes motivos.
Uno de esos motivos es subirse a un vuelo de más de 10 horas, apenas moverse durante todo ese tiempo, no dormir y llegar a otro país a las ocho de la mañana cuando deberíamos estar acostándonos. Todo eso hace que nuestro cuerpo se descompense. Y para eso llega este futuro dispositivo que generar las moléculas necesarias para reestablecer ese equilibrio.
Un viajero mira cómo despegan los aviones.
Como proveedor de tecnologías de interconexión entre el cerebro y el ordenador, Blackrock Microsystems trabajará junto a la Northwestern University (Universidad del Noroeste). Situada en la ciudad de Evanston (Illinois), está considerada una de las 10 mejores de Estados Unidos. El último ránking elaborado por la prestigiosa revista U.S. News & World Report este mismo año la coloca en el noveno puesto.
Ambas entidades han firmado un contrato con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (vinculada al Departamento de Defensa de EEUU) por un valor cercano a los 30 millones de euros para poner en marcha este aparato con fines bioquímicos que responde a las siglas NTRAIN. O normalización de la sincronización de los ritmos internos del reloj cardiano.
Su objetivo es crear artificialmente las células necesarias que el cuerpo produce de forma natural para regular el ciclo del sueño, como explica la compañía Blackrock Microsystems. Eso sí, no será una realidad hasta pasados cuatro años, el tiempo que estiman que dure el proceso de creación tras una larga investigación.