Viajar en los tiempos de la covid

Viajar en los tiempos de la covid
Viajar en los tiempos de la covid

En agosto del 2019 los periódicos publicaban imágenes de la Muralla China, Times Square, Venecia o el Taj Mahal abarrotados e invadidos por el turismo de masas. Viajar se había convertido en algo fácil, cómodo, accesible. En marzo del 2020 empieza la pandemia y el mundo globalizado de movilidad ilimitada se transforma. Ahora, viajar se convertido en algo mucho más complicado y tedioso.

Una de las principales trabas, más allá del riesgo sanitario que corre cada uno, es que muchas fronteras continúan cerradas y, pese a que el bloqueo es inferior al del verano pasado, ya no existe la posibilidad de volar a cualquier país del mundo. Algunos, como por ejemplo Rusia, limitan la entrada de viajeros internacionales bajo condiciones muy específicas.

En este sentido, Ricard Santomà, Decano de la Facultad de Turismo y Dirección Hotelera Sant Ignasi, considera que una de las mayores dificultades radica en las restricciones de entrada implementadas por cada país. “Igual que antes, cuando ibas a viajar, tenías que ver si necesitabas visado, pasaporte o DNI, ahora también tienes que informarte sobre las restricciones que hay hoy” —explica, enfatizando la última palabra. “No existe ningún sitio web en el que puedas elegir un lugar de partida y un destino y ver las condiciones. Es un lío porque cada país pide cosas diferentes”, dice.

Pero no solo son distintas las condiciones a cumplir para poder entrar en cada país, sino que una vez en destino hay que estar al corriente de las normas que hay en cada lugar. Es, por ejemplo, lo que ha sucedido en Barcelona los primeros días de toque de queda con algunos turistas que no estaban al corriente de la medida.

Abel Calvet, fundador y director general de la agencia de viajes Ocoa, insiste en que “el cambio de medidas es constante y ahora es mucho más complejo que hace un año porque dependerá del destino que puedas entrar o no, que tengas que estar vacunado, llevar una PCR o incluso hacer cuarentena”. Calvet destaca que este cambio constante de medidas provoca una incertidumbre que es “una gran desventaja, tanto par los profesionales del turismo como para el que viaja”.

Por otro lado, pese a que la Unión Europea ha creado el Pasaporte Covid para facilitar la movilidad durante el verano, este deja fuera a todos los positivos detectados con test de antígenos. Un padre de familia cuenta cómo, al contagiarse sus dos hijos mayores de 11 y 13 años, acudió al CAP y ahí, en lugar de hacerles una PCR, les hicieron un test de antígenos que dio positivo. Como el Pasaporte Covid no recoge los diagnósticos hechos con pruebas de antígenos, ahora sus hijos no pueden disponer del documento y, por lo tanto, si quieren viajar no le quedará más remedio que pagar una PCR.

Como consecuencia de esta vorágine de cambios y obstáculos, el turismo no solo se ha reducido, sino que también se ha transformado. “El turismo rural se ha mantenido bastante bien” —afirma Ricard Santomà—, “y han surgido las staycations , un concepto que está aplicando Boris Johnson, poniendo muchas restricciones a la vuelta de los viajes para que la gente haga turismo en su propio país y, así, potenciar la economía”.

Calvet añade que la situación es complicada porque compañías aéreas, trenes, hoteles, alquileres de coches… “están al 50% y, al no haber el personal necesario, se cometen muchos errores”. El fundador de Ocoa señala que “en nuestra profesión, la tecnología ayuda mucho, pero en estos momentos falta capital humano”.