El estadounidense es el principal mercado emisor y el más ansiado por la industria turística de República Dominicana. Eso es un hecho evidente porque así lo verifican todos los medidores: son los líderes en cantidad y son los primeros en calidad.
Lejos quedan los tiempos en los que los turistas británicos y alemanes eran los primeros en ocupar el ranking de clientes llegados a la zona Este del país. Hoy eso es historia del turismo y, aunque siempre hay que tenerla presente, no se puede vivir del pasado.
La realidad se basa en datos objetivos y en estadísticas bien fundadas y contrastadas, siempre reñidas con los puntos de vista y análisis de políticos y autoridades de cualquier partido. Estos suelen manejar esas referencias según su conveniencia, la más de las veces sin rigor.
Dando por descontado que el mercado USA es el más deseado por rentable, no puede la industria turística dominicana estar siempre estresada con las amenazas de los gringos: que si las muertes, que si la inseguridad, que si el COVID…
El porcentaje en muertes por alcohol, por inseguridad ciudadana y por virus, ya que hablamos de estadísticas, es muy superior en Estados Unidos que en República Dominicana. Los números del COVID en USA, por ejemplo, si que son alarmantes.
Los norteamericanos demostraron su fortaleza como país siendo los primeros en fabricar las vacunas más fiables y en tiempo récord. Sin embargo, son los que lideran los contagios de los países más prósperos, los más contrarios a las vacunas y los más opuestos a la tercera dosis. Lecciones, pues, las mínimas.
Un lobby potente en USA es lo que necesita la industria turística y el país para contrarrestar la ofensiva amedrentadora del vecino del norte. Es tan vital o más que cualquier otro acto de promoción. Necesitamos a los gringos pero sin que ellos marquen el ritmo de nuestra industria.