Aún sin terminar de emerger de los traspiés que significaron para viajeros y aerolíneas las restricciones de la pandemia de COVID-19, con una serie de limitaciones de viajes, requisitos de ingreso y traslados, vacunación desigual y en proceso y unos cuantos países con fronteras selectivas para el tránsito de visitantes; ahora llega un conflicto bélico. Casi como una saga de terror, nuevamente los vuelos se ven amenazados, los destinos restringidos y las fronteras en peligro.
Los cierres de espacios aéreos se han sucedido a partir del comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania el pasado jueves. Aquél país impuso rápidamente el cierre de su espacio aéreo, seguido casi de inmediato por su vecino Moldavia que también bloqueó el ingreso a todos su territorio. Todos los aeropuertos de ambos países están cerrados. Otros países aledaños como Bielorrusia, sólo blindaron parte de su territorio, aquél más cercano a las áreas de conflicto. En la región cerrada, también permanecen de ese modo los aeropuertos.
En tanto, la Administración Federal de Aviación del gobierno de los EE. UU. ha recomendado a los pilotos de aviones norteamericanos que eviten el tránsito por “todo Ucrania, todo Bielorrusia y la parte occidental de Rusia”, según detallan textualmente en su comunicado oficial.
En la misma sintonía, pero ya con un carácter sancionatorio, se ha expresado el Reino Unido que ha prohibido la entrada de aviones civiles rusos en su espacio aéreo. Rusia, rápidamente, recogió el guante y retribuyó la gentileza prohibiendo el ingreso de aviones británicos a su espacio aéreo.
Polonia y la República Checa iniciaron una escalada enunciándose a favor de un cierre de su espacio aéreo a las aerolíneas rusas, siguiendo los pasos del Reino Unido. Los aeropuertos en ambas funcionan normalmente. Hungría, en tanto, momentáneamente funciona con normalidad y no ha emitido ningún comunicado en torno a cambios en su tránsito o espacio aéreo, más allá de lo indicado por la Unión Europea (UE).
Ursula von der Leyen, presidenta de la comisión de la Unión Europea (UE) fue contundente al manifestar que prohibirá todos los vuelos rusos sobre su territorio. “Estos aviones ya no podrán aterrizar, despegar o sobrevolar el territorio de la UE. Esto se aplicará a cualquier avión. Así que permítanme ser muy clara: nuestro espacio aéreo estará cerrado a todos los aviones rusos y eso incluye los aviones privados de los oligarcas”, afirmó en conferencia de prensa.
Numerosos países instaron a sus ciudadanos a abandonar Ucrania con urgencia, entre ellos Estados Unidos y el Reino Unido, a la vez que han desaconsejado cualquier viaje a Ucrania hasta nuevo aviso. EASA, la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea, dio alarma de lo que denominó un “alto riesgo” para los aviones civiles, instándolos a evitar el tránsito cercano a la frontera con Ucrania.
Aunque el tráfico aéreo mantiene normalidad fuera del las áreas implicadas en el conflicto bélico, y más allá de que por ahora son sólo dos los países en conflicto bélico, es cierto que las extensas fronteras implican a una serie de países que ven afectada su movilidad.Ucrania, además de su vecino invasor, limita con Bielorrusia, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Moldavia, todos estos países que habían comenzado a ganar terreno en el mundo del turismo y acaban de perderlo rápidamente, al menos por el momento.
EASA duplicó el tamaño de la zona de advertencia alrededor de Ucrania el 25 de febrero, por temor a que “misiles de alcance medio penetren en el espacio aéreo controlado”. Así, la región de 100 millas (185 kilómetros) de exclusión impuesta originalmente, pasó a duplicarse. Este nuevo mapa ampliado de restricción tiene en cuenta el “riesgo que representa la amenaza de lanzamientos de misiles hacia y desde Ucrania”, continuó en el comunicado.
El mapa durante varias semanas fue complicándose. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) ya habían colocado a yodos los países que limitan con Ucrania en la lista de Nivel 4 de los destinos de viaje de mayor riesgo.
Según se sabe por detalles brindados por las líneas aéreas, no se han producido cancelaciones momentáneamente en los viajes con destinos como Polonia a realizarse en los próximos meses. Przemysłlaw Marczewski, representante de la Organización Nacional de Turismo de Polonia, declaró públicamente al respecto que “viajar a Polonia es tranquilo y las fronteras con los países vecinos no están cerradas”.
De hecho, Polonia abrió sus fronteras a los potenciales refugiados ucranianos, además de que los sectores habitualmente abocados al turismo, se encuentran dando soporte a estos inmigrantes. Así, entonces, sus fronteras terrestres permanecen abiertas.
Por su parte Willie Walsh, director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), ha expresado en un comunicado de prensa que “Para la aviación, la seguridad es siempre la máxima prioridad. IATA está ayudando a facilitar el intercambio de información relevante y oportuna con las aerolíneas de fuentes gubernamentales y no gubernamentales para apoyarlas mientras planifican sus operaciones en torno al cierre del espacio aéreo en Ucrania y partes de Rusia”.
El Departamento de Estado de EE. UU. emitió un aviso de Nivel 4 instando a “No viajar para Rusia” desde enero. En la ocasión indicaba como causas “tensión continua a lo largo de la frontera con Ucrania, el potencial de acoso contra ciudadanos estadounidenses, la capacidad limitada de la embajada para ayudar a ciudadanos estadounidenses en Rusia.
Si bien no está claro cuánto tiempo permanecerá vigente este escenario, sí se conoce que todas las restricciones han sido pautadas hasta el próximo 2 de marzo.
En tanto, la Administración Federal de Aviación del gobierno de los EE. UU. ha recomendado a los pilotos de aviones norteamericanos que eviten el tránsito por “todo Ucrania, todo Bielorrusia y la parte occidental de Rusia”, según detallan textualmente en su comunicado oficial.