El sector turístico vuelve a ver algo de luz tras la convulsión de las tres últimas semanas. El súbito y reciente abaratamiento del petróleo unido a los avances en la negociación entre Rusia y Ucrania transmiten las primeras señales para el optimismo desde el pasado 24 de febrero. Aunque parezca improbable una solución inmediata, se extiende la sensación de que una distensión antes del verano cobra fuerza.
El petróleo, que supone cerca de un tercio de los costes de las aerolíneas, acumula un descenso de unos 40 dólares en cuestión de días. Ha llegado a bajar de los 100 dólares por barril Brent cuando hace un par de semanas había superado los 130 dólares. Y eso después de que algunas previsiones comenzaron a colocar el precio del crudo por encima de los 180 dólares a corto plazo (Ryanair, Lufthansa e Iberia, blindadas contra el alza del petróleo).
No obstante, Estados Unido y Reino Unido han ejecutado sanciones a Rusia menos fuertes de lo esperado, a la vez que se contempla que pueda volver al mercado la oferta petrolera de Venezuela e Irán. Además, los confinamientos que se suceden por ciudades chinas por la expansión del covid anticipan una menor demanda de gasolina para el transporte en coche.
Así, la contención en los costes de las aerolíneas, que era el primer motivo de alarma para el sector turístico, para que no solo se ha frenado sino que incluso ha bajado, y anticipa más facilidades para blindarse con coberturas para posibles futuras subidas. Y de cara al bolsillo del consumidor, esta rebaja también le dejará mayor presupuesto para dedicarlo a viajes.
Además, tras el parón las tres últimas semanas al ritmo de reservas de las anteriores, la percepción de que la guerra puede tener una salida diplomática, en lugar de acentuarse la escalada de tensión, puede eliminar el factor de incertidumbre que pospone al usuario su decisión de asegurar sus vacaciones de verano.
Por primera vez en tres semanas tanto Moscú como Kiev han coincidido en anunciar estos días “progresos sustanciales” en sus negociaciones. Tras estas palabras Ucrania ha admitido que se abre a dejar aparcada su adhesión a la OTAN, a la vez que Vladimir Putin atestigua como sus opciones de triunfar pasan por una guerra rápida ante el riesgo de quedarse sin dinero para financiar su invasión militar.
Los primeros avances de la vía diplomática dan credibilidad a que esta salida pueda ser una realista. El golpe que los ciudadanos rusos están sufriendo es mucho mayor del esperado y del que les puede compensar sobre su orgullo patriótico. Así, Ucrania está haciendo cesiones para que Putin pueda justificar internamente que la intervención le ha servido, mientras el país invadido puede evitar una mayor catástrofe humanitaria y material.
Estas primeras luces en tres semanas han dado en las últimas horas un cierto vuelco anímico al sector turístico. Se siguen dando por prácticamente pérdidas las próximas semanas entre las que se incluye la Semana Santa en cuanto a extranjeros, pero a poco que se acumulen más noticias optimistas se espera que la temporada de verano pueda superar a la anterior. Existe confianza en que haya más turistas, pero más importante es que aumenten las pernoctaciones, ya que ante el encarecimiento de la energía los viajeros pueden recortar los días de estancia.