Entre 1941 y 1944, la American Locomotive Company construyó veinticinco locomotoras Big Boy para la Union Pacific Railroad. Aquel bicho -40 metros de largo y unas 550 toneladas de peso, con la carbonera- se ideó para que, con sus 6.200 cv. pudiera tirar de un tren de 3.600 toneladas sin ayuda en pendientes como las de la cordillera Wasatch, en Utah. Las Challengers fueron diseñadas para un servicio de carga rápido, pero ocasionalmente tiraban de trenes de pasajeros.
De las ocho que se conservan, solo una, la nº 4014, está aún en condiciones operativas. Las otras pueden verse en St. Louis, Missouri; Dallas, Texas; Omaha, Nebraska; Denver, Colorado; Scranton, Pensilvania; Green Bay, Wisconsin; y Cheyenne, Wyoming.
La Big Boy No.
4014 se entregó a la Union Pacific en diciembre de 1941 (tuvo un papel importante en el movimiento de mercancías y armas durante la Segunda Guerra Mundial) y fue retirada del servicio veinte años después, en diciembre de 1961, tras recorrer 1.659.564 kilómetros.
La mítica compañía estadounidense dedicada al transporte de mercancías, fundada en 1862, volvió a adquirir esa codiciada pieza al Museo Rail Giants, en Pomona, California, en 2013, y la trasladó a Cheyenne (Wyoming) para comenzar un proceso de restauración que ha durado varios años. Regresó al servicio en mayo de 2019 para celebrar el 150 aniversario de la finalización del Ferrocarril Transcontinental.
Este verano se había previsto una gira (West Coast Steam Tour) que hubiera comenzado el 26 de junio en Cheyenne y hubiera pasado por Nevada, California, Oregón e Idaho. Sin embargo, la fiesta se ha aplazado para mejor ocasión. La empresa propietaria ha explicado que necesita centrarse en solucionar la congestión de la cadena de suministro que afecta estos días al transporte mundial.
Desde que volvió a humear en 2019, miles de entusiastas del ferrocarril han programado algunos días de sus vacaciones para seguir el rastro de esta máquina extraordinaria, para verla pasar de cerca y fotografiarla, para contemplarla en una estación, como una pieza especial de un museo. O como una estrella del rock. Aún más: la Union Pacific Railroad tiene una página de Facebook a la que se accede por invitación, el Steam Club, que informa a sus 172.889 seguidores de cada movimiento de la Big Boy.
El ferrocarril es la columna vertebral de Estados Unidos, el camino de hierro que cosió con un esfuerzo hercúleo, sobre todo en el siglo XIX, un país enorme e inabarcable. La Big Boy recuerda ese espíritu y esa historia, esa afición por las grandes máquinas alimentadas por carbón, chirriantes, poderosas, intimidantes. La primera gira de la nº 4014 atrajo a alrededor de 1,1 millones de personas. Este año, cuando se pretendían celebrar los 160 años de Union Pacific, no se podrá repetir.
Las revistas y los aficionados al ferrocarril dicen a menudo que la Big Boy fue la locomotora de vapor más grande nunca construida. En realidad, analizada con detalle (peso, longitud, potencia, esfuerzo de tracción…) hay otras que pueden superar algunas de esas cifras. La más rápida fue, por ejemplo, la Living Legend UP 844. Y la más grande pudo ser la Challenger nº 3985, que recientemente ha sido donada a la organización sin ánimo de lucro Railroading Heritage of Midwest America (RRHMA), interesada en restaurarla en algún momento. Mientras eso ocurre sí parece que hay consenso sobre que la nº 4014 es la locomotora de vapor operativa más grande y poderosa del mundo.