Japón finalmente va a abrir sus fronteras al turismo. Lo hará este mismo mes de mayo, mediante un experimento rocambolesco: sólo se podrá viajar en un grupo organizado, con itinerarios fijos, por supuesto con las tres vacunas anti Covid, y bajo estricto seguimiento. Si esto no propaga las infecciones, entonces en junio se aceptará hasta veinte mil turistas diarios (¿Por qué Japón sigue cerrado al turismo mundial?).
Los datos del Gobierno, con esta indicación, se conocieron poco antes de que el primer ministro Fumio Kishida pronunciara en Londres en el que anunció un relajamiento de las restricciones fronterizas relacionadas con la pandemia a partir de junio.
La poderosa industria del turismo receptivo está presionando al gobierno para recuperar la normalidad. Japón, que en 2019 recibió 32 millones de turistas, tuvo en 2021 sólo 250 mil visitantes. La presión es más potente desde el momento en que Nueva Zelanda y Corea del Sur han reabierto sus fronteras, quedando únicamente China en la lista de los más renuentes.
«Tan pronto como junio, según las opiniones de los expertos, revisaremos las regulaciones de coronavirus, incluidas las políticas fronterizas, por etapas», dijo Kishida en Londres. «Todavía estamos en un período de transición de regreso a la vida normal». Si bien Kishida no mencionó las mascarillas, el gobierno recomienda usarlas y la gran mayoría de los japoneses continúan usándolas, tanto en interiores como en exteriores cosa que, por otro lado, ocurría frecuentemente antes de la pandemia.
Las acciones de empresas turísticas y de transporte sufrieron un alza importante en Bolsa al conocerse el anuncio. Japan Airlines subió un 4,5 por ciento, mientras que Japan Airport Terminal lo hizo un 6,8. La agencia de viajes HIS, un referente del sector, subió hasta un 2,7 por ciento.
Actualmente se permite la entrada de estudiantes y empresarios extranjeros, pero con un límite máximo de 10.000 llegadas desde el extranjero por día.