El turismo está llenando de buenas noticias a la República Dominicana en 2022. El éxito de la participación del país en FITUR, el rol destacado tenido en el principal congreso mundial de cruceros celebrado en Miami a finales de abril y el reciente reconocimiento otorgado por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y recibido por el Presidente Luis Abinader y el Ministro David Collado en Santo Domingo son hitos que impulsan el destino dominicano como el espacio al que miramos para disfrutar de unas vacaciones.
Las estadísticas del Ministerio de Turismo indican que, en el primer cuatrimestre de 2022, han llegado al país 2.2 millones de turistas vía aérea, así como casi 320,000 en cruceros. Tomando en cuenta los tiempos de Ómicron en los que hemos vivido gran parte de ese tiempo y las restricciones que ello ha traído consigo, así como el efecto negativo de la invasión rusa a Ucrania, siendo ambos países de importancia para el sector en el país, cabría valorar la cifra como muy positiva. De seguir este ritmo, y sin nuevas dificultades que lo afecten, podría pensarse en un 2022 en el que la barrera de los 5 millones de turistas vuelva a superarse, esta vez con creces, y, de esa forma, seguir la senda hacia la cifra récord de casi 6.5 millones que se recibieron en 2019.
Otro de los aspectos vinculados al sector es el de las inversiones, y desde que comenzó la reapertura de la economía en el verano de 2020, el gobierno de la República Dominicana tuvo claro que la recuperación debía venir acompañada de crecimiento en disponibilidad habitacional. De acuerdo a los datos ofrecidos por Asonahores a finales del pasado año, en 2021 hubo nuevas inversiones en el sector por más de 550 millones de dólares. Un año antes, en plena pandemia, incluso fueron de casi el doble, de acuerdo a lo que se afirmaba en un artículo de Bloomberg que pude leer hace algo menos de dos meses. En esa misma pieza periodística, se mencionaba al ministro de Turismo, David Collado, para indicar que el plan es lograr 8.000 millones de dólares más en inversiones en el sector durante los próximos tres años. Sin duda, los esfuerzos que se están haciendo en la zona de Miches, pero sobre todo el gran plan para Pedernales del actual gobierno, presentado exitosamente en el marco de FITUR en enero, deben ser pieza clave para que esas pretensiones se puedan cumplir.
No hay duda de que la recuperación del sector como motor de la economía nacional sigue su proceso ascendente, en gran parte provocado por el esfuerzo que hace el país en posicionarse en sus mercados emisores. Había que contarles que República Dominicana es seguro para vacacionar y se ha hecho. Había que demostrar que el sector está consolidado y tiene más potencial para crecer, y se está demostrando. Había que sentarse con las líneas aéreas para que se habilitaran más rutas y más vuelos, y se incrementaron las conexiones: 48 nuevas rutas de acuerdo a los informes de la Junta de Aviación Civil (JAC).
Y eso es algo que hay que, no solo seguir haciendo, sino multiplicar, tanto para atraer más turistas como para generar esas inversiones que permitan que se cumplan las intenciones del ministro Collado. Punta Cana, Bávaro, Cap Cana, La Romana, Puerto Plata, Samana, Las Terrenas… son destinos que ya trabajan casi a pleno rendimiento. Sol y playa siguen siendo el activo que impulsa este buenísimo y esperanzador momento que vive el turismo dominicano. Pero la pandemia ha servido también para que se le ponga cabeza a la necesidad de trabajar en planes que permitan promocionar una diversidad real, para que el “lo tiene todo” de la marca se complete con “lo disfruté todo”: los deportes de montaña y el agroturismo en Constanza y Jarabacoa, el olor a cacao de las fincas de San Francisco, el arte y la cultura de Santiago de los Caballeros, capital de un Cibao del que se exportan, me dicen mis amigos dominicanos, los mejores cigarros del mundo, el senderismo de paisajes naturales espectaculares de los parques nacionales y, cómo no, la historia de la Primada de América: la Ciudad Colonial. Además del merengue y la bachata de un país que también se ha convertido, con el pasar de los años, en la capital gastronómica de la región invirtiendo tiempo y dinero en su oferta culinaria.
La promoción debe seguir, y la diversidad de la oferta, crecer. Sobre todo, para atraer nuevos turistas, nuevas inversiones y más gasto en cada destino visitado. La visibilidad sigue siendo un fuerte de la promoción. Si a eso le sumamos una buena inversión en estrategia y táctica para incrementar la convertibilidad de quienes se interesan en venir pero se quedan en un simple “visto”, sin comprar su ticket aéreo, el casi 8,5% que el turismo aporta al PIB nacional según el Banco Central -en el artículo de Bloomberg leí que el Ministerio estima que el verdadero impacto ronda el 30% por los servicios auxiliares en los que incide- crecerá y, con él, también la economía del país de América Latina y el Caribe que tuvo uno de los cinco mejores desempeños en 2021, con un crecimiento del 12,3%. Republica Dominicana atraviesa un excelente momento turístico y el ritmo no puede ni debe parar.
El autor es Socio Fundador y Presidente de LLYC.