A pesar de ser un día nublado con cielo y mar grises, en algunos momentos bajo un sol tenue por su luz y calor; la belleza y el colorido de la bahía de Samaná en nada se ven afectados, sino más bien pareciera un filtro especial de la naturaleza para magnificar el esplendor de esta localidad paradisiaca.
Nubes grises, verdor, decenas de lanchas y veleros en el muelle bajo un cielo de nubarrones y sobre una mar inquieta. Hombres, mujeres y niños que se embarcan hacia la zona costera de Sabana de la Mar y hacia la Cayo Levantado, mujeres vendiendo en cubetas “pan de coco”, y turista de un lado a otro es el ambiente frente al mar de Samaná.
No se puede visitar o pasar por el hermoso muelle y malecón de esta ubicación sin detenerse a tomarse una fotografía o hacerse un selfi con el puente, las embarcaciones y el mar, o el nombre de “Samaná” como fondo, o delante de las bellísimas y coloridas edificaciones de madera muy características de esta localidad.