Resulta muy alentador para el sector turístico dominicano ver a un presidente como Luis Abinader empeñado en motivar personalmente la dinámica de trabajo que necesita el turismo para lograr las metas y propósitos de llegar a un óptimo punto de desarrollo y seguir siendo el ejemplo de buen trato, eficiencia y atenciones al visitante en toda la región.

Ese mismo esfuerzo presencial del presidente Abinader fue que hizo posible que la Republica Dominicana fuera el primer país del mundo en recuperar y reiniciar el servicio turístico después de la pandemia del Coronavirus lo cual le valió un reconocimiento de la Organización Mundial del Turismo.

El presidente Abinader consiguió esa meta, ese propósito, el cual celebramos todos, y no ha disminuido el impulso en esa misma dirección para continuar los esfuerzos de arrancar el soñado proyecto de desarrollo turístico de Pedernales, considerada una valiosa joya sin pulir la cual se trabaja ingentemente para ponerla a brillar.

El primer mandatario de la nación fiel a sus origen y principios empresariales turísticos no se detiene y cada día avanza pasos para recuperar el esplendor de la ciudad novia del Atlántico, Puerto Plata, la cual ha prometido convertir y relanzar como un Mega Destino Turístico.

Igual accionar encamina el presidente Abinader, de forma presencial, para seguir ampliando la hermosa zona turística de Samaná, donde las inversiones públicas y privadas se aceleran para impulsar un multidestino que combina el turismo hotelero, inmobiliario, deportivo y el crucerismo internacional.

En materia turística el presidente Abinader es un ejemplo de trabajo, un certero y diligente estratega empresarial que no se detiene ante nada para lograr la meta y propósitos de posicionar la Republica Dominicana como un destino ejemplar del turismo moderno.