El Sector Turístico, uno de los grandes pilares de la economía española, afronta el reto de su profesionalización definitiva que afectaría de lleno a una gran parte de su actividad en medio de un período de incertidumbre, según refleja un estudio elaborado por CaixaBank Dualiza.
En concreto, el sector se divide en varios subsectores, de los que los más importantes son las agencias de viaje, los alojamientos turísticos, la hostelería, los transportes por carretera y el alquiler de vehículos.
Dos de ellos, el de restauración y hotelería mantienen un reto pendiente con la profesionalización de una gran parte de sus trabajadores, que se traduce en que más de la mitad de las plantillas carecen de un título adecuado al oficio que desempeñan, o no tienen estudios, o completaron la ESO o entraron tras terminar el Bachiller. Los técnicos de FP representan un 20% en ambos subsectores y los universitarios alcanzan esa cifra en el sector hotelero y solo un 10% en el de restauración.
En el sector de las agencias y operadores turísticos se observa una progresiva profesionalización
Por su parte, en el sector de las agencias y operadores turísticos se observa una progresiva profesionalización que se traduce en una reducción de los trabajadores con nivel ESO o bachiller, y un aumento de quienes poseen FP de Grado Superior o estudios universitarios, que ocupan casi el 85% de los puestos laborales.
Los cambios detectados en la composición del empleo y en el modelo de gestión de la cualificación se trasladan a nuevos requerimientos en los perfiles profesionales tradicionales del sector, que siguen vigentes en su gran mayoría.
La mejora en el dominio de los idiomas, la sensibilidad medioambiental y el manejo de instrumentos digitales pasan a ser elementos fundamentales, por incorporar en todos los perfiles profesionales dirigidos al sector.
Junto a ello, la mayor exigencia de los clientes que esperan vivir experiencias atractivas ha hecho evolucionar el servicio hacia una mayor personalización basada en el tratamiento de la información.
Ese influye también en la restauración que tiende a ampliar su variedad y su capacidad de adaptarse a las mayores necesidades de los clientes.
Todo ello en un momento en el que el turismo trata de reconfigurar su actividad para saber si recuperará el modelo que se había establecido antes de la pandemia o tendrá que adecuarse a nuevas dinámicas. De recuperar el modelo pre- pandemia, el sector tendría que continuar con muchos de los desafíos que se encontraban en pleno desarrollo cómo el modo de reducir el impacto medioambiental, las expectativas de una clientela cada vez más envejecida, la redistribución de las nacionalidades de esos clientes o el debate sobre el coste-beneficios que castiga a aquellos núcleos de concentración turística.
De hecho, durante los últimos años, todo el sector ha vivido ya un proceso de digitalización que afecta a todos los departamentos, desde la gestión del hotel y el proceso de reserva, a los camareros en el comedor, la planificación para la limpieza de las habitaciones, el mantenimiento…
Nuevos retos para un sector que seguirá en crecimiento. Solo en el sector de la hostelería habrá un aumento de 137.955 empleos en la década actual, lo que supone un aumento de casi un 10%. La mayor parte de esos puestos de trabajo serán por reemplazo y se generarán hasta 2026, cuando el sector irá registrando un descenso mínimo pero gradual.