Para llegar a él es una aventura inolvidable. Sin embargo, el trayecto desde que se sale de la también comunidad montañosa de Monte Llano, del municipio Salcedo, provincia Hermanas Mirabal, es una grata experiencia, y la cual, por más que uno la haya atravesado para llegar a Río Partido, es algo que por su belleza nos parece una magia a descubrir cada día.
Sus gentes, sus empedradas calles con sabor a un olvido macondiano, sus casitas todavía muchas de ellas cuyos laterales son de tablas de palma, techadas de zinc, una que otras sobre centenarios pilotillos de palo de “Juan Primero” o roble; con colores muy llamativos predominando el amarillo y el rojo, le dan al aire campestre de la zona, todo un ritual armónico que para nada hacen causa común con las urbanas calles y mansiones de » las ciudades».
¡Hasta que por fin!! se llega al sendero por donde y durante unos 35 minutos descendiendo en mulo o a pie, el visitante solo escucha durante su viaje de bajada, los interminables chirridos de los calcalíes, los lánguidos sonidos de las palmeras, o la suave brisa de unas montañas cuya virginidad de sus múltiples atractivos, las hacen cómplices silentes que nos pone en contacto directo con una naturaleza poco usual: la natural.
En el charco de las golondrinas sentimos que estamos en medio de un paraíso.
