Una estridente compañía baila en una piscina vacía con trajes de baños, con traje de sirena o, sencillamente, con ropa de calle. «Ven tal y como eres», es el lema de las fiestas organizadas por el colectivo de artistas y fiestas queer «Chin Chin». Esta es la primera vez que participan en el Festival de Beethoven en Bonn.
«Cualquiera puede venir a nuestras fiestas con música, arte y performance», dice el actor y organizador de fiestas Daniel Breitfelder, en una entrevista con DW. Está de gira como drag queen y pondrá la música en esta velada bajo el seudónimo de DJane «Vicky Wagner», entre otras cosas. Todo el mundo puede sentirse cómodo en su fiesta.
Justo al lado de Breitfelder, en el gran estanque de la abandonada piscina Victoria, que sirve de escenario para los conciertos del festival, el tenor Benedikt Kristjánsson canta en solitario el ciclo de canciones de Franz Schubert Viaje de invierno (Winterreise). Y lo hace repetidamente, desde hace varias horas.
Dos eventos -separados por un muro de ventanas- que no podrían ser más diferentes. Estos contrastes caracterizan el Festival Beethoven de este año. Lo mismo sucede en cuanto a diversidad de estilos musicales y culturas, que incluyen a la activista estadounidense ‘Moor Mother’, «cuya música se sitúa entre el rap, el hardcore y el electro», dice el director artístico del festival, Steven Walter. Con conciertos inusuales, Walter quiere atraer a un público lo más diverso posible y despertar la curiosidad.
«Todas las personas» es el lema, en tanto, del festival, que incluye también a invitados de diferentes clases sociales, refugiados e inmigrantes. «Espero que al final salgamos de nuestra visión eurocéntrica», afirma Walter.
La música de Colombia también ha tenido un papel importante, bajo la dirección de Dirk Kaftan. Son jóvenes colombianos de barrios marginales de Medellín que interpretaron la 5ª Sinfonía de Ludwig van Beethoven junto a músicos de Alemania y a una orquesta. La música se escuchó, a veces, en su versión original, a veces con ritmos latinoamericanos y también hubo una danza folclórica colombiana.
Jóvenes colombianos también fueron parte de la diversidad del Festival Beethoven.
«¿Quién eres tú?», podía leerse en letras grandes en las pantallas de video alrededor del escenario. Erika, de Colombia, creció en un mundo de violencia armada. Quiso romper el círculo vicioso y se escapó de casa, a través de la danza y el proyecto «Beethoven Moves». «Creo que es genial cómo se puede comunicar con los demás a través de los instrumentos», dice al público del concierto.
De eso se trata exactamente, explica la directora del proyecto, Rita Baus. «Los jóvenes traumatizados de Colombia deben poder expresar su mundo y sus sentimientos a través de la música y la danza», sostiene. Asimismo, añade que muchos de ellos se sintieron inspirados por Beethoven. «Muchos dijeron que si un compositor tan famoso, que ya no podía oír nada, no se rindió, entonces nosotros tampoco lo haremos”, indica.
La forma de diversificar los conciertos en todas sus formas es actualmente un «trabajo en curso» en el Festival de Beethoven. «Queremos que el tema de la diversidad forme parte integral del Festival de Beethoven durante los próximos tres años», dice Walter.
A futuro también se espera invitar a más compositoras e intérpretes y, si es posible, a directoras de orquesta. También el festival pretende poner el focoen personas que se hayan visto en circunstancias desfavorables. El Festival de Beethoven seguirá celebrándose en Bonn hasta el 17 de septiembre. (ng/ms)
