El Mundial de Qatar, probablemente el más experimental de la historia, profundizará en aquello que algunos clubes de la Liga española ya exploran desde hace años: el fomento de la figura incipiente del hincha profesional, seguidores a quienes se les financia la asistencia a los estadios, dispuestos a componer coreografías guionizadas al servicio de las autoridades, cuando no de un producto televisivo colorista, jamás crítico.
El Comité Supremo, el órgano que dirige la organización del campeonato catarí, ha elegido representantes de las 32 selecciones participantes a los que llama “líderes de aficionados.