Sol, playas y ríos, entre otros atractivos, son imanes que conectan a cientos de bañistas con la costa sur del país, siendo en Semana Santa (SS) cuando esas visitas alcanzan el tope.
Sedientos por vacacionar y darse un chapuzón en las cálidas aguas, excursionistas no solo recuerdan que “hay un país en el mundo”, sino que también existe una provincia en el sur de la República Dominicana que ofrece un paraíso inigualable: San Cristóbal.
Convencido de ello, José Enrique Valoy, quien, junto a su familia, descansaba debajo de un paragua de cana en la Playa Najayo para votar el golpe, suele darse una “vueltica” por el lugar en esta época del año, aunque lo hace antes del asueto largo.
Decenas de prendas de vestir tendidas en la entrada principal del atractivo turístico daban la bienvenida a los visitantes, cuya asistencia fue masiva para ser miércoles.
Como narra la frase: “A falta de pan, casabe”, algunas personas se valían de tubos de neumáticos a modo de salvavidas. El ambiente estaba relajado.
Valoy coincidía con los entrevistados, en acudir ayer para evitar hacerlo el fin de semana, que es muy concurrido.
De los balnearios que recorrió elCaribe en San Cristóbal, Playa Najayo fue la más frecuentada.
Los vendedores de todos los balnearios ofertaban servicios de pescado frito con tostones, “yaniqueques”, batatas fritas, longanizas, “bollitos” y demás productos, que dependiendo del lugar y la variedad a elegir, los platos costaban como mínimo 200 pesos. Esto fue en la Playa Palenque.
Frente a la entrada de “La Toma”, las miradas de los transeúntes quedaban adheridas al menú que allí ofrecían.
Como toda regla tiene su excepción, no todo era color de rosas, también hubo sus “espinitas”. En Playa Cocolandia, por ejemplo, “no había un alma” dentro del agua. En respuesta, Junior Germán Pérez, del comercio El Campo, explicó que eso se debe a que el mar estaba muy profundo y el oleaje era fuerte.
En el caso del río Nizao, una de las fuentes acuíferas que suelen ser muy visitadas en la provincia sureña, en la parte que recorrió este medio estaba casi vacío; los presentes no llegaban a 10 personas. Fue notoria la presencia de un señor que reflejaba cansancio en su mirada, quien, con una escoba improvisada, barría a orilla del río, dejando a la intemperie su ansia porque lleguen visitas.
Las lluvias no fueron un obstáculo
Las lluvias, que se hicieron sentir rumbo a las 2:00 de la tarde, tenían un sabor agridulce. Para algunos, una bendición que paliaría la sequía estacional; y para otros, como los comerciantes, una amenaza para su economía.
“¡Empezó a llover!”, exclamó una comerciante, que segundos antes se había quejado por las bajas ventas. A pesar del aguacero, las personas seguían disfrutando de la naturaleza.
La Toma; comerciantes esperan más flujo a partir de este jueves
La gente va a San Cristóbal no sólo para conocer la provincia que fue cuna de la primera Constitución dominicana, también lo hace para disfrutar del balneario La Toma, que es un toque de queda en la llamada Semana Mayor.
“La Toma de San Cristóbal siempre ha sido el lugar preferido del país entero”, afirmó Aarón Faña Corporán, administrador del famoso atractivo. Explicó que por el pago de 100 pesos, las personas mayores de ocho años de edad pueden acceder y deleitarse de las piscinas de aguas vivas, y los menores de siete años, lo harían por tan solo 50 pesos.
Los comerciantes decían que a partir de hoy jueves se esperaba una mayor demanda de visitantes y clientes, que se extendería hasta el Domingo Santo, cuando concluye la SS.