Durante siete días, Uruguay se detiene y deja en suspenso las cuestiones mundanas. En esta semana que termina las oficinas públicas han estado cerradas, no ha habido clases en las escuelas y el Parlamento no ha sesionado. Son días de fiesta en todo el país: espectáculos musicales, festivales gastronómicos, ferias cerveceras y jineteadas han copado la Semana de Turismo, como se denomina oficialmente aquí a la Semana Santa desde 1919. Y como es habitual, no abundan los programas de recogimiento espiritual y menos de abstinencia, siguiendo la tradición laica que está en la matriz de esta sociedad, la menos religiosa del continente.
La Semana Santa en Uruguay recibe un nombre muy especial: Semana del Turismo. Esta fiesta fue renombrada hace un siglo, después de que el país charrúa decidiera retirar el nombre de todas las fiestas religiosas de su calendario. Sin embargo, esto no ha supuesto una pérdida de eventos, que, de hecho, se han multiplicado.
El departamento de Paysandú celebra la Semana de la Cerveza coincidiendo con el Jueves y el Viernes Santo, que ya alcanza este año su edición número 55. Los centros termales de Paysandú y Salto con parques acuáticos de agua dulce o salada parecen la salida ideal para divertirse y descansar en familia.
En Montevideo se celebra la Semana Criolla del Prado, una tradición que data de 1925 y que se caracteriza por sus tradicionales peñas, sus espectáculos artísticos, sus actividades criollas y las exhibiciones gastronómicas.
Otras festividades que tienen lugar durante la particular Semana Santa en Uruguay son la Semana de la Vuelta Ciclista, que nació en 1939; la Fiesta del Olimar y la Semana de los Girasoles, en donde se conmemora la llegada de la semilla de la flor tras los migrantes rusos.
Pero hay una infinidad de destinos más que recomendables para visitar durante la Semana Santa en Uruguay: la Colonia de Sacramento es la ciudad más antigua de Uruguay. Su pertenencia en el pasado a la colonia española y posteriormente a la portuguesa, hace que esta ciudad cuente con un riquísimo patrimonio arquitectónico. De hecho, su casco antiguo es Patrimonio Mundial por la UNESCO y cuenta con partes de la muralla original que cercaba a la ciudad.
Al norte de Uruguay, los que opten por el turismo activo y rural encontrarán su espacio en el Valle de Lunarejo, donde las sierras y cerros hasta de 370 metros de altura deleitarán a los paseantes con sus espectaculares saltos de agua, arroyos y piscinas naturales.
Entre las sierras y las playas de Rocha, la Laguna Negra también es una opción fantástica para los que busquen relajarse en el mundo rural. Con sus 182 kilómetros de extensión y sus cinco metros de profundidad, las aguas tranquilas y puras –aunque el color negro parezca indicar lo contrario– servirán de disfrute a pequeños y mayores que se sorprenderán con el paisaje, su fauna y flora autóctona.
Además, Uruguay continúa teniendo una temperatura excelente para seguir disfrutando al aire libre. Y un plan ideal es disfrutar de las fantásticas playas del país charrúa. Además, hay variedades para todos los públicos: playas de aguas tranquilas, ideales para disfrutar de la paz y de la calma, playas con fuertes vientos y grandes olas para practicar el mejor surf y wind-surf o playas metropolitanas, en donde el día y la noche se viven intensamente.