Kim Ji-soo, conocida artísticamente como Jisoo, es la cantante del grupo surcoreano de K-pop BlackPink. El pasado diciembre, Jisoo visitó Barcelona. Entró en la pequeña churrería Manuel San Román del Gòtic y subió a sus redes sociales (solo en Instagram cuenta con 70 millones de seguidores) un vídeo comiendo churros. Desde entonces, los turistas coreanos han marcado como parada obligatoria este pequeño negocio barcelonés. “Siempre han venido clientes turistas pero ahora es un no parar de coreanos. Jisoo nos ha dado un gran impulso”, admite Francisco Almandros responsable de la churrería. La capital catalana está de moda entre los coreanos y las administraciones se han marcado como objetivo seducir a estos turistas que gastan muchísimo (300 euros al día, frente a los 138 euros de media en 2021, contando alojamiento y gasto, según el Observatorio del Turismo del Ayuntamiento), odian el sol y la playa y viajan en primavera y otoño cuando los hoteles están en temporada baja.Nayouny y Soomin tras comprar churros.
MASSIMILIANO MINOCRI
En la San Román -abierta en la calle Banys Nous desde 1968- media docena de churros cuesta dos euros y si, además, se quiere un vaso de chocolate el precio asciende a cuatro. El goteo de coreanos comprando su ración y -antes de darles el primer bocado- haciéndose una veintena de selfies es constante. Minjun tiene 32 años y se casó con su esposa Joayoun de 28 hace solo unas semanas. Este jueves entraban en la churrería como parada obligatoria de su luna de miel. “Viajamos de Corea a Islandia, luego vinimos a Barcelona, después a Mallorca y vuelta a Barcelona. Mañana nos volvemos a Seúl”, informa este programador informático mientras no deja de hacerse selfies con su cucurucho de churros. Joayoun revela por qué este negocio de dulces se ha convertido en uno de los puntos de peregrinación: “Los coreanos somos muy prácticos y nos dejamos asesorar. En todas las redes sociales nos dicen que este es el mejor lugar para comer churros en Barcelona y venimos”.