Aeroflot, la aerolínea más importante de Rusia, alcanzó a conquistar una cuota de mercado en el mundo de la aviación gracias a que empleaba fundamentalmente aviones occidentales. Un Boeing o un Airbus daba tranquilidad a los viajeros. Sin embargo, ahora las tornas han cambiado y ver un avión occidental con los colores de Aeroflot da miedo por las carencias con las que operan, resultado de las sanciones occidentales.

La última noticia absolutamente sorprendente la publica The Moscow Times y la reproducen varios portales de aviación: Aeroflot ha desactivado los frenos en nueve de sus aviones Airbus y Boeing, dado que se han gastado sus componentes, por lo que ya no están en condiciones de operar y la compañía no consigue repuestos debido a las sanciones (Aeroflot destina un A350 nuevo para repuestos).

Un avión puede operar sin frenos, porque tiene otras maneras de reducir la velocidad cuando toca tierra. Sin embargo, la norma exige que en un plazo de diez días se resuelva el problema porque resta un arma más para el correcto pilotaje del avión.

El departamento de operaciones de Aeroflot comunicó a los pilotos de los riesgos de desviarse en la pista porque en esas circunstancias los aviones afectados tienden a hacerlo. La compañía insiste en tener atención cuando la pista está mojada y cuando haya vientos cruzados a la vez. Advierte a los pilotos de que en estas condiciones y sin los frenos es posible que se salgan de la pista al final de la misma.

La dirección de Aeroflot tiene un dilema: sus mejores aviones se están quedando sin repuestos y sólo los puede enviar a reparar a Irán, que está igual de castigada por Occidente que Rusia. En muchos casos, la situación es escoger entre un riesgo u otro.

Los aviones rusos en estas condiciones vuelan fundamentalmente dentro del país, donde la autoridad de Moscú es la única competente dado que, desde que se inició la guerra de Ucrania y se adoptaron las sanciones, Rusia no responde a los organismos internacional