Antes del Copacabana Palace no había nada. La que sería la playa más famosa de Brasil fue hasta comienzos del siglo XX un arenal desierto, apenas habitado por pescadores, que recibía el nombre de una virgen boliviana llegada desde el mar.
Fue el presidente Epitácio Pessoa quien deseoso de atraer turistas a Río de Janeiro, entonces capital de Brasil, incentivó a los empresarios Octavio Guinle y Francisco Costa para que levantaran un hotel que atrajera todas las miradas del mundo.
Para ello se contrató al arquitecto francés Joseph Gire -artífice, también en Río, del primer rascacielos de Latinoamérica-, quien se inspiró en los hoteles más fastuosos de la Costa Azul. Además de su estilo arquitectónico, se importó prácticamente todo de Europa: cemento de Alemania, cristales de Bohemia, mármoles de Italia, muebles de Francia, tapices de Inglaterra… incluso la mano de obra.
La piscina donde hizo sus largos Lady Di.BELMOND
A petición del presidente, el Copacabana Palace tenía que estar listo para las celebraciones del centenario de la Independencia de Brasil, el 7 de septiembre de 1922. Pero no fue posible -sin duda debido a la magnitud de la obra, la resaca del mar, el terreno arenoso- demostrando, ya de paso, que en Río la única fecha que se respeta es la del Carnaval.
Abrió finalmente el Copa -así lo llaman afectuosamente los cariocas- el 13 de agosto de 1923. Desde entonces no hay brasileño que no haya soñado con asomarse a su balaustrada para despedir el año bajo los fuegos de artificio, mientras las olas de Copacabana se tiñen con el blanco de las flores para la diosa Yemanjá.
En una ciudad donde la vida es lo que sucede entre carnaval y carnaval, su famoso Baile del Copa ha sido desde 1924 una cita ineludible de máscaras, plumas, glamour y samba. Toda celebridad que pisaba Río, de reyes y mandatarios a actores y músicos, pasaba por el Copacabana Palace.
Y con ellos, las leyendas: que si Ava Gardner se bebió todo el whisky de la Golden Room -el primer salón de espectáculos de América Latina, por donde pasaron Ella Fitzgerald, Marlene Dietrich, Ray Charles y Nat King Cole-, que si Janis Joplin fue expulsada por nadar desnuda en la piscina semi olímpica, la misma en la que Lady Di pidió que le apagaran las luces para poder hacer unos largos anónimos de madrugada. Todos estos mitos -y muchos más- ni se confirman ni se desmienten. No hay mayor lujo que la discreción.
Foto antigua de la entrada del hotel.BELMOND
Artífice de crear ese mito llamado Copacabana, el hotel entró en decadencia con la transferencia de la capital de Río a Brasilia. Incluso, en 1985, estuvo a punto de ser demolido. Con su planta perfectamente académica y simétrica, su fachada clásica de estilo ecléctico y los anexos posteriores, el Copa se salvó al ser declarado patrimonio histórico. Cuatro años después, el grupo Belmond -entonces llamado Orient Express- compraba el hotel para devolverle todo el esplendor de sus años dorados.
Sinónimo del arte de viajar, Belmond ha perpetuado desde entonces un servicio genuino, preservando con mimo su herencia histórica y cultural, sin descuidar esa bossa carioca que hace de Río de Janeiro un lugar único en el mundo. No es de extrañar que su feijoada los sábados o el brunch del domingo en el Pérgula, junto a la piscina -que acaba de ser rediseñada por el centenario-, sea punto de encuentro de cariocas y foráneos.
Una de las habitaciones con vistas del Copa.BELMOND
De acreditada reputación gastronómica, Belmond se aseguró asimismo desde el inicio de cuidar al máximo la oferta culinaria con Mee y Cipriani, ambos con estrella Michelin. Con motivo del centenario, esa oferta se refuerza con las llamadas Master Series, con chefs de prestigio internacional invitados.
Han sido muchas las celebraciones del centenario a lo largo de este año, que culminarán con tres días de fiesta, del 17 al 20 de este mes, con una gala en la que actuará el gran Gilberto Gil quien, por cierto, es vecino (pues vive en el aledaño edificio Chopin). Finalmente, el día 26 se celebrará un concierto gratuito para toda la ciudad y sus visitantes. Con un espectáculo de luces nunca visto hasta ahora, el DJ Alok ofrecerá un concierto de música electrónica al que, también por primera vez, se unirán diferentes escuelas de samba de la ciudad para tocar ante un millón de personas.