MIAMI. – Un aeropuerto en buen estado y con servicios de excelencia contribuye al desarrollo económico y social de una ciudad, al atraer inversiones, negocios, eventos y visitantes. No es exageración afirmar que una terminal aérea refleja la imagen de la urbe donde esté enclavada. Es la cara amable de una comunidad, sin duda alguna, tras ser la primera impresión que reciben muchos viajeros.
Sin embargo, el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), uno de los más concurridos del país, en donde se reciben más de 1.100 vuelos diarios, se ha convertido en un escenario que genera descontento en quienes lo frecuentan por el deterioro visible de sus instalaciones, que afectan a miles de pasajeros cada día.
Según denuncias de usuarios, la terminal aérea presenta numerosos problemas que dificultan el tránsito y la comodidad de los viajeros, tales como elevadores rotos, cintas caminadoras fuera de servicio y escaleras eléctricas que no funcionan. También hay quejas por la insuficiente cantidad de asientos para los pasajeros en las salas de espera, baños fuera de servicio, filtraciones de agua, suciedad e incluso malos olores, entre otros problemas.
“Es una vergüenza que un aeropuerto tan importante como este se encuentre en estas condiciones. Parece que estamos en un país del tercer mundo”, dijo María Fernández, una pasajera que viajaba a Colombia.
Carlos Pérez, otro pasajero que esperaba su vuelo a Madrid, no dudó en señalar que “esto es un desastre. No hay dónde sentarse, no hay dónde cargar el celular, no hay dónde ir al baño. Es una falta de respeto al cliente”.
Pero si los pasajeros tienen que lidiar con las incomodidades que genera ese deterioto del aeropuerto, algunos empleados de las aerolíneas y personal de servicio también le ponen una pizca de preocupación al asunto.
“Es muy difícil trabajar en estas condiciones. Tenemos que hacer malabares para atender a los clientes y resolver los problemas que surgen cada día”, dijo una empleada de una de las compañías aéreas de mayor tráfico de pasajeros, quien prefirió mantener el anonimato.
“Ya no sabemos ante quién quejarnos. El aeropuerto de Miami es una puerta de entrada y de salida para muchos viajeros, y merece estar a la altura de su importancia”, agregó.
Eddie Miceli, asesor aeronáutico.CORTESÍA E. MICELI
Más de 50 millones de pasajeros transitan por el aeropuerto local anualmente. A juicio de Eddie Miceli, asesor aeronáutico comercial, es necesario escuchar al pasajero en sus “justos reclamos”.
Para el experto, los problemas de infraestructura “son número uno”, pero también, dijo, “hay que saber lo que piensa y dice el usuario. Para la dirección del aeropuerto debería ser más importante escuchar al pasajero y no solo lo que dicen los funcionarios que están a cargo de cada uno de los departamentos”.
Según Miceli, “vemos elevadores que no funcionan o que lo hacen lento, sobre todo en los estacionamientos. Inclusive en la Terminal I tenemos bastantes fallas en lo que se refiere a la seguridad”.
A lo que sumó: “Por un lado se vela por la seguridad del pasajero en las estaciones de chequeo de la TSA, pero por otro lado estamos viendo vehículos ingresando a la rampa, que tienen acceso directo a los aviones, que no se les revisa más que el ID o la identificación del conductor.
“Tenemos camiones de combustible, de suministro, de aprovisionamiento, de comisariato, cuyos ocupantes tienen acceso directo al avión. Y eso yo lo veo como algo muy grave para la seguridad”, expuso.
Asimismo, el asesor consultado por DIARIO LAS AMÉRICAS aseguró que las cintas que facilitan al pasajero moverse de una terminal a otra, “siempre o casi siempre dejan de funcionar, sobre todo las que conducen a los parqueos”.
“Hay gente de edad y de no tanta edad que tienen que realizar largas caminatas con equipajes o con carritos, lo que es un gran un inconveniente porque esas cintas están continuamente fuera de servicio, principalmente en las Terminales I y F”, acotó.
Miceli también cuestionó la falta de mantenimiento del sistema que ayuda en el aterrizaje de las aeronaves.
Al respecto, indicó, “me atrevo a decir que hay que hacer una actualización de todo el sistema de radarización y de señalización, que son las balizas del aeropuerto, un dispositivo que ayuda a los aviones a aterrizar, que falla constantemente, y eso es peligrosísimo”.
Francisco Guarín es un colombiano que realizaba un viaje corto hasta Orlando, pero su camino hasta la puerta de embarque en la Terminal D se le hizo más largo que de costumbre, y esto como consecuencia de que el Skytrain dejó de funcionar desde septiembre.
El pequeño tren, que ayuda a los pasajeros a moverse a través de la Terminal D, se encuentra fuera de servicio debido a grietas en la estructura elevada que sostiene las vías del medio de transporte. El “trencito”, como se le conoce, moviliza más de 9.000 pasajeros al día.
Debido a este problema, hay pasajeros que deben caminar hasta una milla. Como remplazo temporal, se están utilizando carritos o buses para transportar a los pasajeros de un punto a otro en la sede aeroportuaria.
“Esto me hizo sentir que estaba en otro país, no en Estados Unidos, donde uno espera que estas cosas no sucedan”, sostuvo el pasajero Guarín.
Hasta el momento, la dirección del MIA no ha informado cuánto tiempo se llevará el mantenimiento del Skytrain y cuándo volverá a estar en operación.
DLA se propuso confirmar algunas de las denuncias de los pasajeros y realizó un recorrido por ciertas áreas de la terminal aérea.
En uno de los pasillos principales del aeropuerto sobresalía un recipiente situado debajo de una gotera, a pocos pasos del local de una prestigiosa tienda de perfumes y licores.
“Esa gotera siempre sale cada vez que llueve, y por eso tienen que poner un cubo para que el piso no se moje y no les caiga agua en la cabeza a los pasajeros”, dijo una empleada del local comercial.
Adicionalmente, al menos tres cintas movilizadoras de pasajeros estaban cerradas, como también varios elevadores. En algunos espacios contiguos a los mostradores de las aerolíneas se encontraban decenas de personas sentadas en el suelo.
Ralph Cutié, director del MIA.CORTESÍA MIA
El director del MIA, Ralph Cutié, respondió que en cuanto a las “unidades de movimiento”, que incluyen escaleras, esteras eléctricas y elevadores, “estamos enfocados en el Plan de Modernización recientemente puesto en marcha”.
Esta iniciativa, según lo explicado por Cutié en una declaración enviada a DIARIO LAS AMÉRICAS, está dotada de 12 millones de dólares al año, a fin de reparar y reemplazar, en los casos que aplique, todas las unidades que estén defectuosas.
“Para poder ofrecer acceso a las personas con discapacidad, estamos dando prioridad a modernizar nuestros ascensores”, dijo.
También aseguró que en julio la Junta de Comisionados del Condado aprobó un contrato de mantenimiento por valor de 581 millones de dólares, “que mejorará 372 unidades, incluidas 145 modernizaciones completas”.
Añadió que durante los próximos cinco a 10 años, “se construirá un promedio de 30 unidades de movimiento”, algunas serán actualizadas y otras reemplazadas anualmente.
“También estamos renovando 203 baños de acceso público, lo cual es casi la mitad de los 447 baños del aeropuerto. A julio de 2023, se han modernizado un total de 28 baños”, afirmó.
Asimismo, está previsto que se completen 56 baños más el próximo año, de acuerdo con Cutié, quien resaltó que fueron aprobados contratos de diseño para 141 baños adicionales en las instalaciones del aeropuerto.