A un paso de alcanzar 10 millones de turistas faltando otra conquista

Cartas de triunfo han sido para el renglón turístico las bondades playeras y climáticas con magníficos enclaves costeros de alta ocupación y bajos costos en comparación con otros destinos caribeños; un dinamismo que rompe marcas al tiempo que el país se empeña en acrecentar territorialmente su hospitalidad y atractivos fuera del bronceado solar. De ello es prueba la expansión hotelera de lujo en el centro capitalino en adición a la magnífica puesta en valor de la Ciudad Colonial de Santo Domingo con restauraciones arquitectónicas y acrecentadas ofertas gastronómicas y museográficas; y el esplendor hacia el que avanza Santiago de los Caballeros con modernidades de transporte e iluminados y ajardinados accesos por tierra y aire a la ciudad y sus avenidas, muestran una decisión pública, privada y municipal de hacer mucho más acogedores estos principalísimos espacios urbanos tanto para residentes como para visitantes. Imposible negar, sin embargo, que la prosperidad de las metrópolis referidas, tanto para los que las habitan como para los que llegan, es confrontada con negaciones al sosiego y a la seguridad personal por el pronunciado caos de tránsito y el alto índice de accidentes mortales.

Inocultable también que República Dominicana es un país repleto de riesgos viales y en los últimos dos años varios turistas extranjeros perdieron la vida en siniestros del transporte creado para ellos exclusivamente. Librémonos del estigma prontamente con nuevas y enérgicas medidas, que las vigentes han fracasado.