Viajeros del fin del mundo: el único sitio donde no debería haber turistas... está lleno

Viajeros del fin del mundo: el único sitio donde no debería haber turistas... está lleno
Viajeros del fin del mundo: el único sitio donde no debería haber turistas... está lleno

La paradoja del turismo antártico es que es una industria al alza porque se siente exclusivo, y para que sea exclusivo tiene que seguir pareciéndolo. Aunque haya otro barco al girar un recodo del siguiente iceberg, esperando su turno.

En el puerto de Ushuaia, en la Tierra de Fuego argentina, a las siete de la mañana de un día cualquiera del verano austral hay al menos tres gigantescos barcos cruceros. Solo estarán unas horas; en total en el día serán muchos más. Cada uno de ellos puede llevar entre un centenar de pasajeros (los más pequeños) y el medio millar. Pero, una vez cruzado el Pasaje de Drake —o Mar de Hoces, para los de la leyenda negra—, que separa la punta argentina de la Antártida, no te cruzarás con ellos. Será casi como si tu barco fuera el único que navega hacia el continente blanco, siguiendo la estela abierta por un puñado de exploradores de vidas inigualables. Como si fueras el único, viviendo una experiencia única.