El turismo masivo se ha convertido en uno de los retos más preocupantes para las principales ciudades europeas, que cada año reciben millones de turistas. Las movilizaciones en la calle, como las del pasado mes de abril en Canarias, han puesto encima de la mesa la necesidad de encontrar un equilibrio para seguir contando con esta importante fuente de ingresos, respetando los espacios naturales y sin condicionar la vida de sus residentes.
Los gobiernos ya están tomando medidas para luchar contra la masificación del turismo. Ámsterdam lidera como una de las ciudades que más restricciones ha impuesto con la tasa más alta para sus visitantes. Este año, recorrer el centro de Venencia ha dejado de ser gratuito e Islandia ha anunciado su nueva línea de ruta en materia de turismo que debes tener en cuenta si tienes pensado viajar a la isla.
Islandia como destino turístico ha ido creciendo en los últimos años. Su popularización ha hecho que el país insular nórdico se replantee la gestión del turismo masivo que ha estado afectando tanto a sus residentes como a su entorno natural. A partir del próximo año, planean implementar nuevas tarifas para los visitantes con el fin de mitigar los impactos negativos del sobre turismo y asegurar la sostenibilidad, según ha adelantado el primer ministro de Islandia, Bjarni Benediktsson a CNBC.
El dirigente islandés explicó en su entrevista a la cadena estadounidense que están trabajando en «moldear el sistema fiscal para el sector turístico en el futuro». La idea principal es moverse hacia un sistema en el que «el usuario pague», implementando cuotas de acceso a los principales atractivos turísticos, también conocidos como «imanes». Con este enfoque, esperan poder controlar el flujo de turistas, ajustando las tarifas según la demanda.
Pretenden recuperar su impuesto al turismo, que supone una tarifa de 4 euros por habitación de hotel
La primera medida que se va a tomar es la recuperación de su impuesto al turismo, que había sido suspendido durante la pandemia de Covid-19. Esto se traduce en una tarifa nominal de 600 coronas islandesas (aproximadamente 4 euros) por habitación de hotel, además de costos variables para campings, casas móviles y cruceros. Benediktsson calificó esta reintroducción como una “decisión importante” y enfatizó la necesidad de avanzar aún más para encontrar un equilibrio adecuado entre el turismo y la sostenibilidad.
El gobierno islandés está desarrollando un “control del equilibrio de sostenibilidad” para evaluar cómo el turismo afecta a la naturaleza y a la sociedad. Benediktsson detalló que este sistema observará indicadores específicos para determinar si un lugar está en equilibrio, utilizando un sistema de luces (verde, amarilla o roja) para tomar decisiones. Por ejemplo, en lugares como Geysir, famoso por sus aguas termales, se tomarán medidas si se detecta que la cantidad de visitantes está dañando el entorno.
La intención del gobierno es asegurar que la industria turística crezca con una buena aceptación tanto por parte de la sociedad como de la naturaleza. Este enfoque no solo busca proteger los tesoros naturales de Islandia, sino también garantizar que los residentes locales no se vean negativamente afectados por la afluencia de turistas.