Dejar el lugar que se visita en un mejor estado que en el que estaba antes. Ese es el principio esencial del turismo regenerativo, una tendencia que ha tomado fuerza en el mundo en años recientes y que en Colombia ha estado despuntando gracias a iniciativas como la del programa Destino Naturaleza, que hace parte de USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
Este programa, que existe en el país desde noviembre del 2022, fue fundamental en la realización del VI Encuentro de Turismo Sostenible de Acotur (Asociación Colombiana de Turismo Responsable), que se llevó a cabo en septiembre pasado en Mocoa (Putumayo).Julián Guerrero, director del programa Destino Naturaleza, de USAID, explica que una parte clave del apoyo que esta agencia brindó en este caso fue haber facilitado la participación en el evento de 38 empresarios de diferentes territorios con el fin de que recibieran capacitación sobre temas variados e hicieran conexiones con otros prestadores de servicios turísticos.»Vinieron empresarios del Guaviare, del Pacífico, de Caquetá, de la Sierra Nevada de Santa Marta, de Montes de María… Los apoyamos financieramente y con asesoría para que estuvieran en este encuentro», afirma Julián Guerrero.El director del programa Destino Naturaleza ha sido vicepresidente de Turismo de ProColombia y viceministro de Turismo, e incluso fue empresario de turismo en Tanzania. Gracias a esta última experiencia siente una empatía especial por quienes se aventuran a crear empresa en el mundo del turismo.»En Tanzania me dediqué al turismo de naturaleza, me entrené como guía de safaris y monté un negocio de turismo», cuenta este abogado que tiene una especialización en relaciones internacionales. Y añade: «La experiencia de empresario permite entender los desafíos que tiene una persona que quiere meterse en el negocio del turismo: lo que significa emprender, los retos, las dificultades, los obstáculos y la necesidad de perseverar, sabiendo que si el esfuerzo se mantiene es posible sacar esos negocios adelante».Esa sensibilidad la pone al servicio de quienes quieren fortalecer en el país el turismo regenerativo. Muchas de estas personas -comenta Julián Guerrero- estaban dedicadas a otras actividades económicas y han encontrado en el turismo una forma de generar ingresos y también, en buena medida, de resignificar su pasado. «Es un pasado en el que muchas veces ha habido sufrimiento y dolor, y que al resignificarlo se convierte en una clave positiva de optimismo hacia el futuro», agrega.
César Arredondo es gerente de Biodiverso Travel, una operadora turística en Guaviare que se desempeña en conservación, educación ambiental y trabajo comunitario. Los últimos catorce de sus 32 años los ha dedicado a divulgar las maravillas de su departamento y a proteger el medio ambiente de la deforestación.»Nos articulamos con comunidades campesinas que estuvieron inmersas en la guerra, que cambiaron los cultivos ilícitos por el ecoturismo. Cuando empecé no tenía ni idea de turismo, pero me movía mucho la conservación porque soy licenciado en biología y educación ambiental», afirma este empresario, que además es guía profesional de turismo.»Quería mostrarles el departamento del Guaviare a Colombia y al mundo porque siempre nos estigmatizaban por la guerra. Yo veía en el turismo una herramienta para cambiar esa imagen y llevarles recursos a las comunidades para que mejoraran su calidad de vida. También veía que con el turismo se podía conservar», recuerda.El camino recorrido le ha permitido ser testigo de cambios en los habitantes del Guaviare: «Cuando comencé no había este auge del turismo y de gente queriendo conservar. Muchas de esas personas que antes talaban y cazaban, ahora siembran árboles. Eso es muy bonito».Sin embargo, hace énfasis en que es difícil persuadir a alguien de que conserve. El gerente de Biodiverso Travel comprende que son importantes los trabajos biológicos conducentes a informar al campesino sobre cuántas especies de aves o micos hay en su tierra; pero sabe que «no se puede conservar con hambre».»Si el campesino no tiene para darle de comer a su familia, tumba ese bosque para sembrar plátano, yuca o al menos para sembrar pasto. Y si no tiene vacas, le alquila ese pasto a alguien que sí las tenga para recibir dinero», sentencia César Arredondo.En cambio, asegura que es más efectivo decir ‘no tumbes porque te voy a traer gente que te va a pagar por ver esas aves y esos micos para que tú conserves; viajeros que te van a pagar para que los acompañes, para que les des alimentación’. «Las personas entran por dinero, pero al final se enamoran, aprenden y se apropian de esa riqueza», comenta.La clave -añade- está en que el negocio sea rentable, algo en lo que concuerda Edwin Niño, fundador y director de Ventas Internacionales de Outlanders Colombia, una empresa de turismo de naturaleza, cultura y aventura con 10 años de experiencia y oferta en 24 departamentos.»Muchos empresarios en las regiones tienen buenas intenciones e ideales muy bonitos. Aman sus bosques, sus territorios, sus comunidades, pero les faltan planeación y asesoría. Más que puro sentimiento y corazón, hay que tener mucha razón. Esto no deja de ser un negocio. Es muy bonito, pero es un negocio», dice.
En palabras de Julián Guerrero, director del programa Destino Naturaleza, de USAID, tener impacto cero en turismo no es suficiente debido a que «el mundo va muy mal en términos de pérdida de biodiversidad, de cambio climático y de contaminación». Por eso promueve la idea de que, como resultado de la actividad turística, quede un beneficio neto positivo en las comunidades y en el medio ambiente.Según Juan Pablo Vallejo, especialista en gerencia de proyectos de USAID Colombia y supervisor del programa Destino Naturaleza desde USAID, este programa se concentra en la Sierra Nevada de Santa Marta, los Montes de María, el Pacífico Centro y el Pacífico Sur; Putumayo y los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare.»Destino Naturaleza es el primer programa de USAID que trabaja directamente con el sector del turismo, con la visión de que se convierta en una herramienta de conservación de la biodiversidad y para reducir la deforestación», afirma.