El Seibo.- Las corridas de toros son un evento cultural y artístico que lleva siglos celebrándose en países de Europa, pero que en El Seibo, una provincia enclavada al este de la isla Hispaniola, fue introducida por un ciudadano español en el siglo XIX, específicamente hacia 1890, que denominó “tarde taurina seibana”.
En los libros de registros de actas de la Hermandad de Fervorosos, entidad ligada a la iglesia católica en El Seibo, existen datos documentados que sostienen que fue un español que se estableció en la blasonada e hidalga ciudad oriental, que comenzó el evento para festejar y alegrar a los seibanos en medio del ciclo festivo de las patronales en honor a la Santísima Cruz, para aquella época.
Las corridas de toros de El Seibo tienen su origen en la cultura española, pero han ido variando en otros países, como en República Dominicana, donde el ejemplar no es sacrificado ni cabalgado.
El evento es considerado por algunos tratadistas del tema como un deporte, mientras otros la consideran un evento cultural y de recreación. Algunos, en cambio, consideran torear, azuzar el toro hasta que el animal inicie la persecución del torero, como una manifestación arraigada que da seguidillas a los espectadores.
En sus mutaciones, se han agregados aditamentos, que ponen en peligro la vida del torero, como ha estado ocurriendo últimamente en el redondel rudimentario donde se desarrolla el evento en El Seibo, donde los toros bravos, facilitados por el Central Romana Corporation cada año a instancias de la Hermandad de Fervoroso.
Alexander Fiske-Harrison, un experto en el tema, defiende en sus estudios como torero, la práctica de torear y sostiene que es una de las más fascinantes sobre la tierra, porque no sólo pone a divertir al que ejecuta la acción, sino al toro y a los espectadores.
Lidiar con el toro es un espectáculo que atrae a los mortales, que se aglutinan sentados, parados, acostados dentro y fuera del redondel, para apreciar cómo el toro se abalanza contra el “torero” en El Seibo, lo que aumenta la adrenalina de quienes tienen la oportunidad de estar en el evento.
Torear es la manifestación cultural más arraigada y famosa que no solo atrae a seibanos, sino a todo el pueblo dominicano, que va en procesión en mayo de cada año a El Seibo a presenciar el espectáculo.
Torear viene del idioma griego “Toupoc, taurus toro y uxaual machomai luchar”, que se define como “el arte de lidiar toros tanto a pie como a caballo”.
Es un evento que solo se da con el toro bravo, que nacen y se crían en los pastizales del Central Romana, algunos de ellos son utilizados para arrimar la caña hasta el chucho, para ser pesada y enviada a la fábrica de procesamiento de azúcar.
El clímax del evento comienza cuando el toro comienza a embestir al torero que bailotea siempre un pañuelo o manta de color rojo, que se cree embravece al animal.
La tradición comenzó a fomentarse en los terrenos del Estadio La Manicera de la ciudad oriental, donde el historiador local, Ramón Rijo, asegura: “La lidia de toros erige como la joya de la corona más preciada del ciclo festivo de las patronales en El Seibo”.
El espectáculo del tipo sevillano comienza en el redondel al toque de una corneta, que el toro sale embravecido en busca de quien considera su objetivo y enemigo principal, el torero.
La plaza
Desde hace décadas los seibanos vienen luchando para que los distintos gobiernos construyan una plaza taurina en El Seibo, lucha que se renueva cada cuatro años, pero que no se concreta a pesar de que las corridas de toros han sido declaradas Patrimonio Cultural del país por el Congreso Nacional.
El ministro de Turismo, David Collado, realizó el 13 de septiembre del 2023 el picazo para reiniciar los trabajos de la Plaza de Toro en El Seibo, con una inversión que supera los 300 millones de pesos, donde dijo que en un año se iban a desarrollar las corridas de toros, y en donde también se podrán realizar conciertos y todo tipo de actividades que dinamizarán la economía de la provincia.
Prometió que llevaría al año un artista para inaugurar la plaza, tan anhelada por los seibanos que buscan ver de cerca las lidias en el redondel.
Declarado Patrimonio Cultural por el Senado
En abril de 2022, el Senado aprobó el proyecto de ley que declaraba las corridas de toros de la provincia El Seibo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la República Dominicana. La iniciativa, en ese entonces, fue presentada por el senador de El Seibo y vicepresidente del Senado, Santiago José Zorrilla.
En uno de sus considerandos, señala la iniciativa, que las corridas de toros celebradas en la ciudad de Santa Cruz de El Seibo, tienen sus orígenes a principios del siglo XVII, en la época de la colonia, cuando la nobleza abandonó el toreo a caballo y la plebe comienza a hacerlo a pies, convirtiéndose, con el paso de los años, en una de las expresiones culturales de mayor atractivo de la República Dominicana.
Además, la pieza agrega que estas corridas de toros tienen la peculiaridad de que, a diferencia de las celebradas en otras partes del mundo, no le producen daños al animal, lo que se ha constituido en una verdadera fiesta para toda la familia y apta para todo público.
Expresión
Torear es la manifestación cultural más arraigada y famosa que no solo atrae a seibanos, sino a todo el pueblo dominicano