La aviación dominicana ante el reto de la conectividad regional

La aviación dominicana ante el reto de la conectividad regional
La aviación dominicana ante el reto de la conectividad regional

Por Juberkis Luciano Familia, Abogada experta en transporte aéreo, regulación y políticas aerocomerciales.

En un país insular como la República Dominicana, la aviación no es un lujo: es una necesidad estratégica. La conectividad aérea regional representa una de las herramientas más poderosas para integrar mercados, acortar distancias políticas, culturales y comerciales, así como, fortalecer la posición geoeconómica del país en el Caribe. Sin embargo, pese al notable crecimiento del sector y a los avances normativos recientes tales como la promulgación de la Ley núm. 57-23 sobre incentivos fiscales a la aviación civil, el reto de una conectividad aérea regional eficiente, asequible y sostenida sigue pendiente.

Aunque nuestro país posee una importante red aeroportuaria, cuenta con un marco jurídico sólido y es líder regional en recepción de pasajeros, la conectividad con otros países del Caribe y Centroamérica sigue siendo limitada, costosa e inestable. En muchos casos, volar desde Santo Domingo a otras islas requiere escalas innecesarias en Miami o Panamá. Esto revela una desconexión de carácter operativa con nuestra región más próxima. Esto lo podemos confirmar al ver pocos vuelos directos hacia otras capitales caribeñas, altos costos operacionales y baja demanda estimulada.

Detrás de esto hay factores estructurales que deben ser abordados con una mirada de políticas públicas: altos costos operativos y fiscales para las aerolíneas, infraestructura aeroportuaria subutilizada en aeropuertos secundarios y falta de incentivos para aeronaves de menor capacidad. (En nuestro país existen alrededor de siete operadores aéreos certificados para operar con menos de 30 pasajeros y otros certificados para operaciones más grandes, pero igual tienen la capacidad de realizar operaciones menores).

La buena noticia es que existen oportunidades reales para cambiar el rumbo: la implementación efectiva de la Ley núm. 57-23, crear una política de incentivos a rutas regionales no rentables a través de subsidios condicionados, apoyo a aerolíneas nacionales para operar rutas regionales con aviones más pequeños y el fortalecimiento institucional de la Junta de Aviación Civil (JAC) y el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) como entes de promoción estratégica, no solo como reguladores.

Si algo nos mostró la experiencia de la pandemia y el éxito en nuestra recuperación del transporte aéreo y turismo es que la conectividad no se deja al azar del mercado. Requiere visión, coordinación y acción determinada. Es hora de mirar más al Caribe, de conectarnos con nuestros vecinos más próximos y entender que una aviación regional fuerte no solo nos integra, nos fortalece como país.

República Dominicana está llamada a liderar el mapa aéreo del Caribe. Las herramientas están,  solo falta despegar. Debemos volar más cerca para llegar más lejos.