Los cruceros fluviales de la compañía germana Riverside Luxury Cruises suman a su flota un nuevo barco, el Debussy, una embarcación que navega por el Rin en la que un discreto lujo y una impecable atención al huésped son marca de la casa. Una vez más, un famoso compositor da su nombre a uno de los cruceros Riverside, como sucede con el Mozart, que navega por el Danubio recorriendo Austria, y el Ravel, que hace lo propio gozando de los bellos pueblos de la Provenza francesa por el Ródano y el Saona.

Foto: Riverside Luxury Cruises
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El último y flamante barco de la compañía Riverside Luxury Cruises recorre algunas de las ciudades más destacadas de Holanda y Alemania, descubriendo Europa desde el río Rin.
Todas sus 55 habitaciones son suites, con capacidad para 110 huéspedes mimados por una tripulación de 85 personas. Con esta proporción queda claro que la exquisita atención al viajero es uno de los puntales de la compañía.

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Atracado en los muelles de Ámsterdam, el Riverside Debussy espera al viajero, que antes de embarcar tiene la oportunidad de (re)conocer la maravillosa ciudad neerlandesa. La primera de las muchas experiencias especiales que ofrecen a los huéspedes, comienza embarcando a un pequeño y encantador barco que navega por los canales de Ámsterdam cuando el sol se está poniendo.
Durante un par de horas, la ciudad se revela maravillosamente desde un punto de vista único. El plan se completa con una tabla de quesos holandeses y dulces tradicionales, con una copa en la mano.

Foto: Riverside Luxury Cruises
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Como si de un hotel de lujo se tratara, a las suites del Riverside Debussy no les falta detalle. Empezando por sus dimensiones y siguiendo por una cama king size consábanas de algodón egipcio, ducha efecto lluvia, albornoces y zapatillas de Etro y productos de baño de la prestigiosa marca española Natura Bissé.
Sin embargo, lo mejor de todas las suites es, sin duda, su balcón francés, a través de cuya cristalera se divisa lo más bello del Rin y de los pueblos y ciudades que recorre el crucero. Por si fuera poco, esta increíble ventana al mundo se puede abrir tan solo pulsando un botón. Con otro, se acciona una útil mosquitera.

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Enkhuizen, la encantadora ciudad portuaria, junto al lago IJsselmeer, es un verdadero descubrimiento. Sus casas de ladrillo rojo, sus canales y su antigua muralla justifican de sobras la excursión.
La ciudad conserva el encanto de la Edad de Oro neerlandesa, y recuerda su importancia, ya que en el siglo XVII fue uno de los principales puertos de la Compañía de las Indias Orientales (la holandesa VOC, por sus siglas).

Foto: Riverside Luxury Cruises
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La gastronomía a bordo de los barcos de Riverside Luxury Cruises es uno de los aspectos más destacados y cuidados en los cruceros fluviales. Las distintas ciudades y países que recorren, condicionan, para muy bien, la oferta gastronómica, con proveedores y mercados locales que abastecen las cocinas en cada parada.
En el Waterside, el restaurante principal, a primera hora se sirve un desayuno de esos que podrían durar horas. En tanto, en la cena se puede disfrutar de una carta expresamente creada para cada etapa del viaje. Si se pegan las sábanas o pica el gusanillo, el Bistró es el lugar indicado para picotear algo durante todo el día.

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Düsseldorf es otra de las etapas de este crucero por Países Bajos y Alemania. En su encantador casco antiguo, el Altstadt, flota el embriagador aroma de los panes horneados en el obrador de la mítica panadería Hinkel, parada obligatoria para probar alguna de las delicias que venden.
La iglesia de San Lamberto, del siglo XIII, o la Burgplatz, la céntrica plaza a orillas del río, debe formar parte del recorrido imprescindible de esta visita a Düsseldorf.

Foto: Riverside Luxury Cruises
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Cuando el tiempo lo permite, el chef Simeon Petkov y su equipo sorprenden a los huéspedes con una barbacoa al aire libre en cubierta: carnes, marisco, patatas asadas, mazorcas de maíz y todo tipo de ensaladas. Planazo total.
En cualquier caso, tomarse una copa o un cóctel bien acomodados en las tumbonas o sofás del Palm Court, el bar situado en la cubierta, es una experiencia imprescindible durante este crucero.

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Este viaje llega a su fin en la siempre sorprendente Colonia. Su emblemática catedral gótica, la tercera más grande del mundo y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es visita imprescindible en esta última etapa de esta increíble travesía por el Rin. Su historia fascinante está repleta de secretos que merece la pena descubrir.
En el corazón histórico de Colonia, el Alter Markt, el mercado viejo, es una vibrante plaza llena de vida ideal para tomarse un descanso y probar la auténtica cerveza alemana. Aquí sorprende el Rathaus, el ayuntamiento, un impresionante edificio gótico, con una imponente aguja y su fachada ornamentada.