El fin de año suele ser una explosión de emociones y prisas que suelen desvirtuar el verdadero simbolismo de la época: recordar el nacimiento de Jesús, figura que encarna la paz y la esperanza.
Precisamente ahí radica la grandeza de los belenes, creaciones que exaltan esa esencia espiritual, muy distante de la algarabía con la que suele conmemorarse la temporada.
Aunque de manera aún limitada, cada año la República Dominicana cuenta con una variedad de exposiciones que permiten al público documentarse y disfrutar de estas obras, tan arraigadas en los países de tradición cristiana.
No obstante, Haffet Saba de Marchena, miembro de la Asociación Dominicana de Belenistas, explica que el país carece de un belén que nos represente como nación. «Muchos artesanos realizan o interpretan a su manera las piezas que conforman el nacimiento del Niño Jesús», señala.
Saba de Marchena añade que, en muchos países del mundo, el belén varía de ciudad en ciudad, ya que cada una adapta las figuras a su cultura, tradiciones y vestimenta.
«Se pueden encontrar realizados en distintos materiales, que van desde porcelana, barro y madera tallada hasta resina, entre otros, así como en diversos tamaños y con diferentes cantidades de figuras», explica.
Por tanto, es normal encontrar elementos que varían entre unos y otros, por lo que vale la pena disfrutar de las variedades que se pueden encontrar en distintos puntos de la capital.

En Ágora Mall. Desde hace más de dos décadas, la Asociación Dominicana de Belenistas realiza exposiciones, como la que puede apreciarse este año en el primer nivel de Ágora Mall. En ella se incluyen piezas elaboradas por artesanos dominicanos, que reflejan la interpretación personal de cada creador.
En esta ocasión la muestra está compuesta por distintos pasajes y misterios del nacimiento del Niño Jesús. El recorrido permite apreciar escenas como la Anunciación a María, la búsqueda de posada, el nacimiento de Jesús y el episodio del Niño hallado y perdido en el Templo.
En una de las vitrinas se exhibe un belén asturiano, que representa la tradición y vestimenta propias de esa región.
El Museo de la Catedral Primada de América. Aquí encontrarán un belén inmersivo que combina tecnología y arte. Diseñado por Luis Marcel Ricart, y el apoyo de Joel Taveras, ofrece una experiencia sensorial e interactiva.
Este año presenta algunas mejoras, como la iluminación y los detalles de follaje. Además, se le han agregado algunas figuras y la versión en inglés.
«En la entrada nos recibe una imagen impresionante de la Virgen de Guadalupe, que, como sabes, es una advocación mariana en la que la Virgen está embarazada. Justamente como está en este tiempo, antes de Nochebuena», indica Fabiola Herrera de Valdez, directora del voluntariado y quien informa que la entrada es gratuita.
El recorrido tiene una duración de 15 minutos y se realiza con grupos de ocho personas o menos, para su mejor disfrute, agrega.
Museo de las Casas Reales. Bajo el nombre «Belenes del mundo«, la Fundación Refidomsa y la Asociación de Belenistas exhiben una interesante colección de pesebres provenientes de todos los continentes, que puede ser apreciada de manera gratuita por quienes se acerquen al lugar.
Entre las piezas destaca el trabajo del arquitecto colombiano Over Calderón, quien recrea la ciudad hebrea de Belén, lugar del nacimiento de Jesús, y representa episodios como la Anunciación, el nacimiento y la adoración de los pastores, entre otras epifanías narradas en los evangelios de Mateo y Lucas.

Cada belén guarda una riqueza artística dotada por la interpretación de su autor. Sin embargo, la esencia y sus elementos suelen ser los mismos de la historia de la Natividad: