El plan para el relanzamiento de l industria turística que ha presentado el Gobierno es atrevido y abarcador y tiene la virtud de que, por lo menos en lo que se ha publicado, está concebido para beneficiar al turista.

Algunos han criticado que no se exija la prueba del COVID-19 a los visitantes, en lo que consideran una medida de mucho riesgo, pero esos críticos olvidan que la gran mayoría de los países emisores de turistas hacia nuestras playas exigen esa prueba para salir y entrar a su país. Por tanto, el riesgo es mínimo y le quitamos un paso incómodo a los visitantes.

Esa es la parte más inteligente del plan, complementada con la dotación de un seguro médico, medidas que ayudan a facilitar la decisión del turista de escoger nuestras playas para sus vacaciones.

No se debe olvidar que el negocio del turismo no se circunscribe a los hoteles, las líneas aéreas y los operadores. El turismo es la principal fuente de exportación de nuestros productos agroindustriales. Por tanto, el campo y la industria nacional se benefician del auge del turismo, al igual que el empleo.