La utilización de los filtros HEPA, similares a los que se utilizan en los quirófanos de los hospitales, y las estrictas medidas de seguridad implementadas por las compañías aéreas parecen estar dando resultado. Según los datos recabados por IATA, desde principios de 2020 se han notificado apenas 44 casos de Covid-19 transmitidos a bordo de un avión, una cifra irrisoria si se compara con los 1.200 millones de viajes realizados en el mismo periodo (Ganar la primitiva es más fácil que contagiarse en un avión).

En el marco de un coloquio en la Casa de América, el director de ventas para Latam y de relaciones institucionales de Iberia, Víctor Moneo, ha asegurado que en el caso concreto de su compañía aérea no se han registrado casos. “Hemos tenido cero contagios a bordo desde marzo”, afirma.

Cabe recordar que el pasado mes de mayo Iberia Express fue noticia en todos los medios por transportar, sin saberlo, a un pasajero que había dado positivo en Covid-19 en un vuelo entre Madrid y Lanzarote (casi tres horas de duración). Pese a la alarma generada, el resto de los viajeros y la tripulación, obligados a pasar una cuarentena, dieron negativo (Iberia Express: pasajeros y tripulación del vuelo a Lanzarote dan negativo en Covid19).

Para Moneo, “la mejor manera de convencer a la gente de la seguridad del avión es con datos” como los aportados por IATA o los que acaba de dar a conocer él mismo. Y es que, como reconoce, además del cierre de las restricciones a los viajes y la “gran incertidumbre económica”, “también juega en nuestra contra el miedo a volar” por el temor a contraer el coronavirus.

No solo IATA ha publicado estudios relacionados con la seguridad del avión. Por ejemplo, el Departamento de Defensa de Estados Unidos, basándose en los resultados de 300 pruebas realizadas en tierra y aire durante seis meses para analizar la capacidad de transmisión de virus simulando un pasajero contagiado por Covid-19, ha determinado que el riesgo de contagio de coronavirus a bordo del avión es del 0,0003%, lo que lo hace “casi inexistente”. Su sorprendente conclusión es que un pasajero debería volar 54 horas con un positivo para contagiarse (Un pasajero tendría que volar 54 horas con un positivo para contagiarse).