Let’s dance...’ despegados

Let’s dance...’ despegados
Let’s dance...’ despegados

John Travolta y Uma Thurman no se tocaban al bailar en Pulp Fiction : el sicario no podía atreverse a palpar a la novia del jefe, para él eso habría sido aún más peligroso que contraer el coronavirus. Pero aún así bailaba. Los recursos de adaptación y supervivencia pueden ser infinitos cuando se trata del baile.

No será el momento de “bailar pegados” como anhela Sergio Dalma en su canción, pero el Let’s dance de David Bowie serviría: “Ponte los zapatos rojos y baila el blues que suena por la radio”. Juntos o separados, después de tantos meses de sedentarismo lo importante es bailar.

Pero, ¿qué supone la pandemia para, por ejemplo, el reggaeton? Discotecas y salas de baile van a ser lo último en reabrir en esta desescalada. Y está por ver qué invenciones surgirán en el ámbito de los bailes sociales que sirvan para exorcizar la censura de contacto físico que conlleva la pandemia.

Por el momento seguimos en pausa: las estrellas de la danza entrenan en la cocina de casa sin bajar la guardia en su estado de forma; el tango languidece y sus artistas en Argentina piden al gobierno que les ayude y, bueno, la afición a la sardana se pregunta si no van a poder darse la mano hasta que haya una vacuna.

Baile deportivo

Si eres bailarín de competición no puedes practicar, aunque tu pareja sea tu mujer. En cambio en el fútbol…

El doctor Marc Mayral es podólogo, pero también bailarín de baile deportivo, al igual que su padre, quien ha ganado tres campeonatos mundiales de este baile de competición y ahora mismo está desesperado ante el abandono que sufren por parte de la Federación Española: “Mi pareja en el baile es mi mujer, con la que estoy confinado, y sin embargo no nos dejan abrir las salas para que entremos. En cambio en el fútbol se plantean volver a la liga”, se lamenta.

No importa que se trate de un baile deportivo, lo de bailar se hará esperar… como el resto de la cultura. Y también en el ámbito más social: el abuelo de Marc es un gran aficionado a los bailes sociales –son tres generaciones de podólogos bailarines-, y con 76 años en circunstancias normales acude cada sábado con su mujer a bailar en un centro de Sant Quirze.

Las llamadas milongas, centros de baile especialmente de tango, están en crisis. En Argentina los artistas del tango han pedido ayudas al gobierno
Las llamadas milongas, centros de baile especialmente de tango, están en crisis. En Argentina los artistas del tango han pedido ayudas al gobierno (Xavier Cervera)

En estos espacios se baila de todo, flamenco, tango, chachachá, rueda cubana, swing, boogie boogie… y luego están los latinos: la bachata, la cumbia, el merengue. “El baile es social y hasta que no podamos volver a hacer vida social no habrá baile –se resigna Marc Mayral–. Y es posible que la gente mayor este año tenga miedo, pero este miedo durará lo que dure el virus. Todo volverá a ser normal, porque… prefiero morir bailando que morir en la cama”.

Con el sida

La lambada triunfó como si el baile social recuperara en términos simbólicos lo que se había perdido sexualmente”

ROBERTO FRATINI Dramaturgo y teórico de la danza

“Siempre se piensa que el baile social es como una expresión directa del tiempo al que corresponde, pero a menudo representa una especie de revulsivo propio de los tiempos a a los que pertenece”, afirma el dramaturgo y teórico de la danza Roberto Fratini. “La lambada, por ejemplo, pasó a la historia siendo el primer baile pélvico de pareja e inauguró una edad pélvica que estamos viviendo y que llega a los bailes de salón, llega a los gimnasios con el zumba fitness, etc”.

La lambada triunfó en un periodo en que la pandemia del sida había creado una suerte de terror al contacto genital. Era como si el baile social estuviera recuperando en términos simbólicos lo que se había perdido en términos sexuales y factuales. “Pero no sé si sucederá con la Covid”, añade el dramaturgo milanés.

¿Cambiará el paso a dos?

El concepto pas de deux no puede cambiar a raíz del coronavirus, porque sin interacción física no hay pas de deux”

LEO SORRIBES Director del Ballet de Catalunya

¿Hasta qué punto podría un virus como este truncar la historia de la danza, especialmente la historia del pas de deux ?

Pas de deux significa interacción física entre dos bailarines. Y en mi opinión el concepto pas de deux no puede cambiar a raíz del coronavirus, porque sin interacción física entre los bailarines no hay pas de deux, es así de sencillo”, apunta Leo Sorribes, director junto a Elías Garcia del Ballet de Catalunya.

Ashley Bouder y Gonzalo Garcia, figuras del New York City Ballet, bailan el 'Tchaikovsky Pas De Deux'
Ashley Bouder y Gonzalo Garcia, figuras del New York City Ballet, bailan el ‘Tchaikovsky Pas De Deux’ (NYC Ballet / NYC Ballet)

“Sin embargo como, alternativa tenemos el dúo, en el que los sujetos no están obligados a interactuar para dar lugar a la coreografía y en el que tampoco han de ser siempre dos bailarines quienes lo formen. El dúo sería el campo alternativo al pas de deux, y daría para investigar. Es ahí donde más se puede crear y crecer”, concluye Sorribes, al que pillamos justamente trabajando en un formato de cápsulas de danza con el que difundir el clásico y contemporáneo y formar al público de manera activa.

Del contacto a la soleá

Decir que se va a acabar el contacto en la danza, el bailar agarrados, es equivalente a decir que se va a acabar el sexo”

BEATRIZ DEL POZO Musicóloga y profesora de flamenco

“Me horroriza la idea de que el coronavirus puede influir en el arte de la danza”, dice la musicóloga y profesora de flamenco Beatriz del Pozo. Para ella la danza es movimiento, respiración y también tacto. “La danza vive del contacto no puede existir a tanta distancia. Decir que se va a acabar el contacto en la danza, el bailar agarrados, es equivalente a decir que se va a acabar el sexo”, advierte.

Sin embargo, el flamenco, el baile que ella enseña en la Escola Luthier Dansa de Barcelona, es individualista. “Cierto, y cuando se baila en pareja o en grupo no resulta tan flamenco –apostilla-. Lo más famoso en flamenco es la soleá. Soleá es estar sola al sol, ‘dolor mío, yo sola en el mundo…’ Es este sentido se podría bailar flamenco durante la pandemia”.

Sara Baras durante su espectáculo  flamenco.
Sara Baras durante su espectáculo flamenco. (César Rangel)

Aún así, la danza solo puede esperar, no puede hacer otra cosa –advierte Del Pozo–. “Las clases de danza por internet son muy muy tristes. Yo las hago pero es triste. Porque la danza es compartir en directo. Pero este problema que ahora se plantea del bailar despegados ya había empezado en el momento en que nuestra vida se va poco apoco distanciando, edulcorando, aligerando… Lo que va a pasar con la danza es lo que va a pasar con nuestras vidas”.

Bailar despegados

Todo esto empieza en los años 50 en paralelo a la contracultura: es el individualismo disidente del modelo moral y económico de la familia nuclear”

ROBERTO FRATINI Dramaturgo y teórico de la danza

¿Cuándo fue que se produjo ese despegar la danza social, ese pasar de un baile social basado en la pareja o en multiplicaciones de la pareja a un modelo más solipsista y de estilo más libre? “Todo esto empieza en los años cincuenta y puede considerarse paralelo a la contracultura, pues era justamente disidente: el individualismo contra el modelo moral y económico de la familia nuclear”, explica Fratini.

“La danza social de pareja era una proyección de este tipo de modelo. Nace así un nuevo individualismo y no es de extrañar que el baile despegado tenga un auge en los años sesenta, la década contestataria por definición”.

Solipsismo

El baile despegado se alimenta de la misma soledad que la improvisación que está en el origen de la danza moderna

El baile despegado se alimenta del mismo solipsismo, la misma soledad, el ‘yo me doy a luz a mi mismo’ que la improvisación dancística, que está en los orígenes de la danza moderna. Y ello explica que haya habido una extraordinaria aceleración y diversificación del baile despegado, pues al bailar cada uno por su cuenta la capacidad de invención estilística se ve muy acelerada”.

No hay que confundir el bailar despegado con el o tener contacto ,, de hecho el nacimiento del baile despegado no coincide con una distancia de los cuerpos
No hay que confundir el bailar despegado con el o tener contacto ,, de hecho el nacimiento del baile despegado no coincide con una distancia de los cuerpos (Xavier Cervera)

Pero lo interesante, en todo este análisis, es que no hay que confundir el bailar despegado con el no tener contacto. El baile de pareja representa una economía del contacto. De hecho se asocia a un ritual de cortejo justamente porque representa –y eso ya desde los tiempos del vals decimonónico– una típica toma de contacto burgués figural y simbólica que precede el enlace, el matrimonio y el coito reproductivo.

Despegado versus no tener contacto

Pero el nacimiento del baile despegado no coincide con una distancia de los cuerpos. Al contrario, es el inicio del groove y de la discoteca

Sin embargo, el nacimiento del baile despegado no coincide de hecho con una distancia de los cuerpos. Al contrario, es el inicio del groove y de la discoteca, en la que muchos cuerpos, bailando por su cuenta, comparten un espacio limitado.

El grupo británico de punk The Clash. De izquierda a derecha, Tooper Headon, Joe Strummer, Paul Simonon y Mick Jones
El grupo británico de punk The Clash. De izquierda a derecha, Tooper Headon, Joe Strummer, Paul Simonon y Mick Jones (.)

La danza ska o la world dance, en las que se baila separado pero para producir una colisión constante con el cuerpo de los demás, tiene auge justamente a mediados de los 70, cuando ya se han reabsorbido las propias del 68. Y es curioso que sea en la escena punk justamente, que será luego la escena heavy metal, donde surgen estas formas de baile colisional, los pogos.

En los setenta

En la escena punk, que será luego la heavy metal, surgen estas formas de baile separado pero colisional, los pogos

Tampoco es casual –añade el teórico de la danza- que todo eso coincida con el periodo de máximo auge del tanz theater por un lado y del contact improvisation por otro. Steve Paxton recupera el principio de amor universal del 68 a través de una danza-deporte que vale de terapia pseudocomunitaria de un mundo que no pudo ser. En cambio Pina Bausch lo utiliza como emblema neurótico: el contacto es siempre choque, choque repetido, choque erótico, choque neurótico.

Pina Bausch dedicó muchos espectáculos a los bailes de salón, elaborando como una utopía poética. Aquí, una versión de 'Kontakthof' para adolescentes
Pina Bausch dedicó muchos espectáculos a los bailes de salón, elaborando como una utopía poética. Aquí, una versión de ‘Kontakthof’ para adolescentes (.)

“Pero lo que es muy emblemático es que a partir de mediados de los ochenta, la propia Bausch tiende a elaborar una utopía poética, fuera de tiempo máximo, como de utopía anacrónica de los bailes de sala. Y de hecho dedica a los bailes de sala muchos espectáculos: Bandoneon, Kontakthof, Masurca fogo… Es como si estuviera buscando en el baile de sala que es tradicionalmente baile de pareja una especie de economía lúdica del contacto: la pareja juega su unidad a través de un tablero que es el esquema del baile de sala”.

Clubbing

Los clubs de música electro y técnica nos muestran que el baile de clubbing se queda en una zona cada vez más fría y autista

Finalmente, para Fratini, los clubs de música electro y técnica nos muestran que el baile de clubbing se queda en una zona cada vez más fría y autista. “Si piensas en discotecas de funky de los años 80 se te ocurre un lugar cálido y sudado. Si piensas en una discoteca tecno piensas en una suerte de útero sonoro hecho de pulsaciones rítmicas muy fijas donde la gente va no realmente para socializar sino para encerrarse en un trip electroacústico”.

Con la música electrónica y tecno el baile se ha simplificado mucho, casi hasta convertirse en una escucha somática
Con la música electrónica y tecno el baile se ha simplificado mucho, casi hasta convertirse en una escucha somática (NiseriN / Getty Images/iStockphoto)

Eso hace que el baile se haya simplificado mucho, casi hasta convertirse en una escucha somática. Y justamente ese bombardeo tiende a constituir una especie de experiencia placental, en realidad la discoteca tecno –mucho antes de la Covid-19– se había convertido en un lugar de socialización del aislamiento, un poco como la red. La distancia métrica entre los cuerpos se volvía secundaria.

Distancia secundaria

La discoteca tecno, mucho antes de la Covid-19, ya se había convertido en un lugar de socialización del aislamiento, un poco como la red

“Por eso no imagino que vaya a haber reformulaciones de la danza de clubbing, pues simplemente aumentará la distancia métrica fáctica sin que aumente una distancia psíquica o emocional, que ya era de alguna manera absoluta. Un bloc party afroamericano de los años ochenta contenía un potencial de disidencia infinitamente más elevado que toda le escena underground actual. No veo que esto pueda cambiar sensiblemente”, concluye Fratini.