Por los mares del mundo no hay hoy día crucero que surque sus aguas. Las navieras suspendieron sus operaciones ante los numerosos puertos que les impedían atracar. Es que la pandemia del Covid-19 había convertido puerto de Europa, permitiendo que en el mes de junio se programen circuitos de cortos trayectos por el Mediterráneo, la zona por donde habría de reiniciarse el turismo marítimo.
Las impresionantes ruinas de San Nicolás de Bari, el primer hospital del Nuevo Mundo, hacia las cuales me encamino desde la calle El Conde con mi hijo Alexis, corresponden mayormente al templo que en él se levantaba con el nombre de la Concepción. Era el único en el país que podía refugiar y asilar a malhechores. El caso más sonado, según José Luis Saez en “Los hospitales de la ciudad colonial de Santo Domingo”, ocurrió el 24 de mayo de 1786, cuando se asiló Juan Rincón luego de dar muerte al Padre Canales. Otro caso famoso fue el de Andrea de la Cruz, en 1648, rescatada mientras era llevada a la horca junto a su cómplice, el esclavo Juan Angola.
Ruinas del crucero
Junto a las ruinas, sobre el antiguo cementerio en la esquina de las calles Hostos y Luperón, opera un estacionamiento. Hacia éste da la cara un arco solitario de medio punto, armado con las partes halladas de las ruinas. Este conjunto de hospital e iglesia fue demolido en 1909 por considerársele peligro público. Así señala María Ugarte en “Iglesias, capillas y ermitas coloniales”. Es que un terremoto el 7 de mayo de 1842 redujo el edificio a ruinas, aunque luego fuera rehabilitado, explica Sáez. Las ruinas que desde la calle Hostos vemos en toda su extensión corresponden al crucero de la iglesia (era la nave central de las tres del edificio). También hay elementos arquitectónicos del antiguo hospital conocido asimismo como de la Concepción.
Mientras Alexis toma la foto para este artículo miro las ruinas, consolidadas en 1976. Son de la tercera etapa de construcción de este hospital fundado en 1503 y fundamentado, conforme a relato citado por Saez, en el bohío de una negra piadosa que recogía los pobres que podía y curaba según su posibilidad.
Venta, recuperación …
A fines del siglo XIX el presidente Heureaux vendió el hospital a Holht & Co. En 1899 el presidente Juan I. Jimenes recuperó la iglesia; y Lea de Castro compró la capilla que estaba separada del templo.