Constanza: el tour de las flores

Constanza: el tour de las flores
Constanza: el tour de las flores

¿Por  qué las rosas son las reinas de las flores? ¿Por qué deben colocarse en un cuarto frío una vez recolectadas? ¿Bajo qué condiciones crecen los gladiolos y las hortensias? ¿Qué procedimiento se usa para que los tallos de las gerberas sean más largos? ¿Cuáles son las flores más demandadas por los consumidores dominicanos y de qué países proceden sus bulbos y plantas?

Las respuestas se encuentran entre los 900 y 1,450 metros sobre el nivel del mar, en el municipio de Constanza, en las fincas de una empresa marca ciudad que se prepara para ofrecerle al público un regalo visual y cultural, al mostrarle los ‘secretos’ del cultivo de flores en lo que sería el más exitoso ejemplo de turismo botánico de República Dominicana.

Un modelo turístico a explotar

Todo empezó en 1975. Un recién graduado ingeniero agrónomo, Julio Sepúlveda, decidió dedicarse a la producción de flores en el valle de Constanza. Sembró crisantemos y rosas en tres canteritos y así nació la productora Jardín Junar, más conocida ahora por el nombre de la empresa que se encarga del mercadeo de sus coloridos productos: Jardín Constanza.  

Cuarenta y tres años después, más de 100 variedades de flores, follajes y rellenos crecen en seis proyectos distribuidos entre los municipios de Constanza (La Vega) y Bonao (Monseñor Nouel).  Observarlas es un espectáculo visual, no importa lo que el espectador piense de las plantas.

Las rosas son las que ameritan más cuidados. «Por algo les dicen las reinas de las flores», apunta Nilson Peralta. ©Yaniris López/LD

Ya convertidos en los principales productores y distribuidores de flores, manejan cerca del 40 por ciento del mercado local. Para “ponérselas más cómodo a los clientes”, han abierto 17 tiendas en siete provincias. 

Don Julio concede parte del éxito a que “sus” flores crecen y mueren en gracia, una dinámica que atribuye al empeño que ponen en su cuidado y que compartió con un grupo de comunicadores que realizó el recurrente, aunque todavía no formalizado, “tour de las flores”. 

El agrónomo explica esta dinámica con el reto de mantener el mayor tiempo con vida las flores de un jarrón.

“La flor abre. Tú la siente que tiene vida. Se te va llenando el florero (…). Es una flor dinámica.  ¿Por qué la rosa es la reina del mundo? La rosa abre y tiene dos maneras de abrir: puede morir en gracia o en desgracia. Una rosa que abre perfectamente en tu florero y te enseña hasta el corazón es una rosa que abre en gracia; pero hay otras rosas que estando en botón cabecean y ni siquiera llegan a abrir”.


Las gerberas crecen en todo su esplendor en la finca El Manantial, en la comunidad La Palma, a 900 metros sobre el nivel del mar, bajo los cuidados del agrónomo Ángel Durán. ©Yaniris López/LD

Las suyas, asegura, crecen en gracia. Y también gracias a los 17 nutrientes que les sirve Faustino Reyes, gerente de producción, durante la fertirrigación.  

Dado su delicadeza, muchos de los cultivos son hidropónicos, plantados en ‘piedra’ de origen volcánico (perlitas) traída de Alemania. Se hace de esta forma para evitar que las plantas tengan contacto con el suelo y sean afectadas por bacterias y hongos.

“Se riegan por goteros. El agua que la planta no absorbe se canaliza y se distribuye nuevamente. Aquí no hay desperdicio de agua”, explica Reynol Sepúlveda, hijo de don Julio y encargado de operaciones y de promoción.

No usan químicos para conservarlas una vez cortadas. Simplemente las dejan en agua por un día y luego las distribuyen temprano en la mañana por las tiendas, “para que les llegue a los clientes bien hidratadas”, comenta Ángel Durán, agrónomo de la finca El Manantial, ubicada en la comunidad La Palma.


Los anturios son un cultivo reciente en el país, dice Durán, con dos años en el rango de producción. Estos fueron traídos de Holanda.  ©Yaniris López/LD

Flores todo el año
Los bulbos y plantas de Jardín Constanza proceden de Holanda, Colombia, Ecuador, Alemania, Costa Rica, Estados Unidos, Israel, España y África. 

Vienen en un contendedor a dos grados centígrados (los lilium, a menos dos grados) y se conservan en un cuarto frío. Las siembras se programan para que haya flores disponibles durante todo el año y para que haya en abundancia en fechas especiales. Esta programación, que en las rosas obedece a un adecuado sistema de poda, es posible gracias al clima de Constanza.

En términos generales, explica don Julio, las plantas crecen mejor entre los 26 y 13 grados.
“Nosotros aquí estamos en un 18 promedio. Una vez congeladas las sacamos en el momento en que queremos producir. En los países fríos hay flores que se estacionan, que no salen durante el invierno en condiciones naturales porque están bajo hielo”.

Por su tamaño, las hortensias son las favoritas para decorar grandes espacios, dice don Julio. Necesitan mucha hidratación. Suelen durar unos 10 días.  ©Yaniris López/LD 

Tecnología  
Durante el recorrido, Nilson Peralta, técnico agrónomo encargado de la finca de El Convento, a 1,450 metros sobre el nivel del mar y donde cultivan 15 variedades, muestra al grupo la máquina traída de España que alimenta a las flores

“Con este sistema de riego soterrado programamos la cantidad de fertilizantes y de agua que las plantas necesitan, dependiendo de las exigencias de cada una”.

¿LE INTERESA UN TOUR?

Nunca los han formalizado, admite Reynol, pero esperan hacerlo en unos meses para que los dominicanos, como dice don Julio, “disfruten de uno de los regalos más hermosos de la Madre Tierra”.

Recorrer las fincas y disfrutar entre paraje y paraje de los paisajes de Constanza, de su gastronomía y de su gente, es de por sí una apuesta por el turismo botánico y cultural que tiene en este municipio vegano un exitoso modelo empresarial y familiar. “Todo es un esfuerzo de familia”, sostiene don Julio.

De interés:

– De las casi mil tareas dedicadas a la producción de flores, alrededor de 400,000 metros cuadrados están bajo techo, representando el 80 por ciento de todo el cultivo.
– Las margaritas, el montecasino, las rosas y gerberas son las más solicitadas por los clientes.
– Mensualmente producen 60,000 ejemplares de gerberas, 21,000 anturios en época normal (10,000 en época baja) y 20,000 paquetes de astromelias de 10 a 15 tallos cada una.
– “Cada una de nuestras flores viaja con una bolsita de agua, para que no sufra deshidratación en el camino”, detalla don Julio.
– Las gerberas se mantienen con un sombreado al 30% que las protege del sol. Se hace para que el tallo elongue más, explica Durán. “Cuanto están a pleno sol el tallo sale muy poco, para uno obtener una flor de 60 centímetros de largo le coloca la pantalla en época de verano”. Una sola planta produce tres gerberas mensual. En una cama pueden caber hasta 120 plantas.
– La producción de flores sirve de sustento a unas 600 personas, entre los empleados administrativos y de las fincas.

El follaje smilax, que en Australia es considerado una maleza, está tomando mucho auge en la decoración. Las semillas las traen de Estados Unidos, germinan en mes y medio y cada dos meses están de corte. Sin hidratación duran poco: entre cuatro a cinco días. ©Yaniris López/LD


Reynol y don Julio Sepúlveda. Toda la familia se involucra en la producción de flores. ©Yaniris López/LD

 


En la imagen, statice (Limonium sinuatum) de diversos colores crecen en El Convento. El follaje más solicitado, sin embargo, es el solidago. ©Yaniris López/LD

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