House sitting: la nueva tendencia para conocer el mundo sin gastar dinero

House sitting: la nueva tendencia para conocer el mundo sin gastar dinero
House sitting: la nueva tendencia para conocer el mundo sin gastar dinero

Viajar es el sueño de muchísimas personas. La gente ahorra durante años para poder hacer el viaje perfecto y, honestamente, recorrer otro lugar del mundo siempre es una experiencia inigualable. El problema es que, por más maravilloso que sea, viajar cuesta caro de modo que el dinero se vuelve el principal obstáculo al que debes enfrentarte cuando estás planeando tus tan merecidas vacaciones.

Hay miles de maneras diferentes de hacer un viaje cuando se tiene poco presupuesto, desde de viajar en aviones o cualquier otro medio de transporte low cost hasta asegurarse de conseguir un alojamiento barato y mantener al mínimo todos los gastos. Pero recientemente, con el avance de las nuevas tecnologías, que han conectado a la gente de todas partes del mundo como nunca antes, ha surgido una de las mejores hasta la fecha: el house sitting. Esta novedosa alternativa tiene muchísimos puntos a favor, y aquí verás algunos de ellos. ¡Spoiler alert! Tendrás un lugar donde quedarte por el módico precio de $0.

¿De qué se trata? ¿Es brujería?

No nada de eso, simplemente es una solución inteligente para dos grandes problemas a la hora de viajar. Por un lado, cuando una persona debe ausentarse durante un buen tiempo, necesita de alguien que cuide de su casa y la mantenga más o menos en orden; alguien que sea capaz encargarse de los problemas que podrían surgir durante su ausencia para no encontrarse con su casa dada vuelta al regresar de su viaje. Y por el otro, el que nos interesa a nosotros: lo costoso que es el alojamiento en cualquier lado.

La dinámica es muy sencilla: una persona se va de viaje durante un mes, pero alguien tiene que mantener su humilde hogar en, digamos, Venecia. Entonces publica en un sitio web especializado la posibilidad de que alguien se encargue de tan importante tarea y las condiciones por cumplir. Ahí entras tú, que encontraste el aviso en este sitio web y te pones en contacto con el dueño de las instalaciones. Si te acepta, viajas hasta allí y ¡bum! Tu alojamiento gratis está listo; lo único que debes hacer es tomar responsabilidad de las tareas que ha establecido el dueño. Ya sabes: lavar, limpiar un poco, regar las plantas, cuidar el estado general del lugar, entre otras cosas.

Algunas ventajas

Bueno, obviamente es obvio que lo mejor del house sitting es la gigantesca cantidad de dinero que ahorrarás con esto al hacer un viaje, pero eso no es lo único positivo de esta idea.

Lo que suelen recalcar los valientes que se atrevieron a internarse en el mundo de esta conveniente práctica es la experiencia en sí. Cuando visitas cualquier parte del mundo desde una casa que no es la tuya (pero se asemeja bastante), ves las cosas con otros ojos, desde una perspectiva mucho más local. En general, es una excelente opción para adentrarse y aprender de otras culturas.

Otro punto a favor es lo emocionante del azar. Es decir, nunca sabes las opciones con las que te encontrarás; desde Nueva Zelanda a Canadá, la vida te sorprenderá con muchas posibilidades distintas, cada una más bella que la anterior.

Y si eres amante de los animales, es muy común que encuentres dueños de mascotas preocupados por encontrar a alguien que las cuide. En ese caso, cuidas un casa y algún perro, gato, pez, o quién sabe qué. De hecho, es así cómo empezó todo este movimiento.

¿Desventajas?

Bueno, depende cómo las interpretes. Quizá creas que la inseguridad es un problema recurrente en este sub-mundo de los viajes low cost, pero la verdad es que no es así. Los blogs donde ocurre la magia suelen ser muy “profesionales” y es raro encontrarse con gente mal predispuesta en estos lugares. Eso sí: muchos cobran una suscripción por usar los servicios del sitio web. Para encontrar uno, ¡basta con googlear “house sitting”!

Lo triste es que esta costumbre no es nada usual en Latinoamérica, donde dejamos a gente de confianza para cuidar de nuestras casas (admitámoslo: esta opción parece tener muchos más sentido).

¿Te atreverías a embarcarte en semejante aventura?

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