La pandemia de coronavirus pasará factura al turismo veraniego. Gobernantes de distintos países son conscientes de ello y por eso están llevando a cabo campañas para fomentarlo. Nueva Zelanda ha propuesto la más diferente de todas. Su primera ministra, Jacinda Ardern, no ve con malos ojos que la semana laboral sea de cuatro días en vez de cinco, así como otras opciones más flexibles.

Ardern ha hecho un llamamiento a los empresarios a tener en cuenta esta posibilidad. La idea es permitir la conciliación de las familias y fomentar el turismo interno en el país, puesto que se contaría con un día más para una posible escapada. En un vídeo publicado en Facebook, Arden asegura que ha recogido todas las sugerencias ciudadanas, desde una semana más corta a tener más días festivos con el objetivo de estimular la economía.

“Se lo he escuchado a muchas personas y en definitiva debe ser algo que tienen que debatirlo empleados y empleadores”, apunta la primera ministra. “La Covid nos ha enseñado muchas cosas, entre ellas la flexibilidad laboral y el teletrabajo”. La petición ha aliviado al sector, que lleva semanas sufriendo una decaída en los ingresos por la falta de turistas extranjeros.

Cabe decir que algunas empresas locales ya llevaban a cabo esta medida antes del coronavirus, apuntando a que se mejora la productividad y es beneficiario para la salud física y mental, así como para el medioambiente, puesto que no hay tantos desplazamientos. Algo que también está ocurriendo con el teletrabajo.