El turismo es un pilar socioeconómico de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) y la crisis de COVID-19 amenaza con devastar sus economías. El turismo representa más del 30% del total de las exportaciones en la mayoría de los PEID, llegando hasta el 80% en algunos.
Las llegadas de turistas internacionales disminuyeron en un 47% en los PEID durante el período enero-abril de 2020 y se prevé que el camino hacia la recuperación sea largo. Una conmoción de tal magnitud se traduce en una pérdida masiva de empleos, una fuerte disminución de los ingresos en divisas y de los ingresos fiscales, lo que frena la capacidad de gasto público y la habilidad de desplegar las medidas necesarias para apoyar los medios de subsistencia a través de la crisis.
Las mujeres, que representan la mitad de la fuerza de trabajo en casi todos los pequeños Estados insulares en desarrollo, y los trabajadores del sector no estructurado están particularmente en peligro.
Muchos pequeños Estados insulares en desarrollo han desplegado medidas para sostener las empresas y los empleos, a menudo con el apoyo de instituciones internacionales y regionales; sin embargo, es urgente prestar más apoyo.
La deuda externa de los PEID representa en promedio el 72,4% del PIB y las reservas de divisas son por lo general bajas, ya que muchos PEID sólo poseen las reservas suficientes para unos pocos meses de importaciones, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas estima que las economías de los PEID podrían disminuir en un 4,7% en 2020, en comparación con el 3% de la economía mundial. Los PEID requieren, por lo tanto, un programa internacional extraordinario para contrarrestar el impacto devastador de COVID-19 en el turismo, sus economías y sus medios de vida.