Hasta febrero 2021, las pérdidas en el sector turismo de la República Dominicana se estiman en US$7,3 mil millones y en caso de que llegue una vacuna contra la covid-19 y se masifique en el primer trimestre de 2021, las pérdidas se reducirían a US$3,7 millones entre marzo 2021 y febrero 2022. En caso contrario subirían a 5,6 mil millones.

Las estimaciones están contenidas en el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que advierte que en el caso de que eso ocurra en el segundo trimestre de 2022, las pérdidas entre marzo 2022 y febrero 2023 se estiman en US$2,9 mil millones, en la ausencia de vacuna serían US$3,8 mil millones.

En total las pérdidas con una aparición temprana de la vacuna serían US$12,4 mil millones, con una aparición tardía serían US$16,1 mil millones y en caso de no contar con vacuna serían de US$16,9 mil millones.

Año 2020. El informe destaca que las pérdidas de 2020 se estiman terminaron en US$6 mil millones. De este monto casi la totalidad fue en visitantes con pernocta y solo US$67 millones en cruceros y US$2 millones por otro tipo de excursionistas.

De las pérdidas por visitas con pernoctación, US$5,4 mil millones fueron por no residentes y US$567 millones por turismo interno.
Mientras que en servicios de alojamiento, comida y bebida se estima que se pierdan US$4,3 mil millones, 71,3% del total.

En transporte se perderán US$735 millones y en actividades US$472 millones. Las pérdidas por gastos en compras serán de US$390 millones y se perderán US$133 millones en otros conceptos.

Con respecto al empleo, se estima que en 2020 hubo una reducción en el orden de 242 mil puestos de trabajo en todos los sectores económicos, 5% de la población ocupada. Esto incluye empleos directos asociados a la actividad turística e indirectos.

“Si ese porcentaje se traslada a la población femenina ocupada en el sector de alojamiento y comidas, se perderían alrededor de 10,300 puestos de trabajo femenino, solo en este sector”, señala la Cepal.

El informe hace recomendaciones para una recuperación resiliente a partir de la identificación y reducción de riesgos, mejora de la capacidad para gestionar crisis, protección financiera y planificaciones de procesos de reconstrucción.