La República Dominicana está aprovechando las restricciones al movimiento en el Caribe a causa del COVID-19 para posicionarse como opción confiable para albergar eventos de fútbol. Una estrategia que inyecta dólares a la economía en lo inmediato, promueve el destino turístico y sienta las bases para pedir la sede de un Mundial en categorías menores, dicen en la Fedofútbol.

En marzo, el país pasó con notas altas la prueba de fuego como organizador al acoger 10 partidos en seis días de las eliminatorias al Mundial de Catar 2022. Ocho naciones caribeñas jugaron de local nueve compromisos que correspondían en sus territorios, pero usaron el Estadio Olímpico Félix Sánchez y el Panamericano de San Cristóbal.

Las conexiones aéreas, la disponibilidad hotelera, las facilidades médicas e instalaciones adecuadas para jugar y entrenar hacen al país un atractivo con respecto a la competencia.

Ahora en mayo (15-25), ambas canchas acogerán el Flow Caribbean Club Championship, el torneo regional de clubes campeones que premia al campeón con un boleto a la Liga de Campeones de la Concacaf.

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Serán 24 partidos que disputarán los 15 equipos de 13 países, incluso los dominicanos O&M FC y Delfines del Este, campeón y subcampeón de la edición pasada de la LDF.

“Aceptamos la propuesta de Concacaf porque nos siguen colocando en buena posición ante las demás asociaciones para montar eventos, pero también viéndolo por el impacto económico que hacemos al país en la parte de hotelería como proyectar el país como marca de que se puede venir a hacer turismo en estos tiempos difíciles”, dice Arturo Heinsen, secretario general de la Fedofútbol.

“Este tipo de competencia al final nos va a ayudar muchísimo como país cuando podamos tener una o dos instalaciones adicionales adecuadas y podamos convertirnos pronto en sede de un Mundial sub-17 o sub-20, que es nuestra meta”, dijo Heinsen.