El jueves se conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavado de pies realizado por Jesús a sus discípulos. Según el evangelio de San Juan. También, empieza el triduo Pascual y termina la cuaresma en la tarde.
“La Institución de uno de los Sacramentos de entrega y abandono total al Señor: el Sacramento de La Orden Sacerdotal y La Vida de Servicio a los demás”, es lo que se celebra explica el portal católico Catholic.net
Durante la última cena santifica el pan y el vino, como muestra de la expiación que hará como salvador de la humanidad. Después de la cena de pascua Jesús procedió a lavar los pies de sus doce discípulos. Un gesto humilde, dejando como enseñanza el amor y la hospitalidad de unos a otros.
Una vez terminó con el lavatorio se retiró de los aposentos seguido de sus discípulos. Ellos fueron a orar en el Monte de los Olivos y presintieron la muerte de Jesús. Allí se encontraron con Judas Iscariote acompañado de soldados para entregar a Cristo.
En el evangelio según San Juan (13,1-15) cuenta cómo Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la pascua:
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?».
Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde».
Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás».
Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».
Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza».
Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos».
Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos».
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: « ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».