Inmediatamente después de seleccionar las siete maravillas del mundo moderno y las siete maravillas naturales, el magnate suizo Bernard Weber y su New 7 Wonders Foundation se propusieron elegir las ciudades más representativas de la urbanización civil de todo el mundo. La forma elegida de hacerlo fue de nuevo una votación global a través de internet o mensajes SMS que contó con millones de participantes. En esta ocasión, sin embargo, ni Estados Unidos ni Europa —centros de poder de la cultura occidental y hasta ahora sobrerrepresentadas en los concursos anteriores— lograron incluir ninguna maravilla en la lista final.

La campaña arrancó en 2007 y en un inicio contó con la candidatura de hasta 1.200 ciudades de 220 países distintos. La organización limitó primero la selección a 77 urbes —una por país— y luego un panel de expertos liderados por el ex director general de las Unesco, Federico Mayor Zaragoza, acotó la muestra a 28 propuestas. Fue entonces, en 2011, cuando el concurso se abrió al público y gentes de todo el mundo pudieron votar a sus favoritas en distintas fases, una metodología criticada por permitir que una misma persona pudiera emitir varios votos y sujeta tanto a la penetración de internet como a la involucración de las ciudades candidatas. La lista definitiva de las siete ciudades maravilla del mundo fue anunciada en diciembre de 2014 en Dubái.

La urbe más grande y conocida de los Emiratos Árabes Unidos ni siquiera entró en el último filtro del panel de expertos, pero muy cerca de allí, Doha, la capital de Catar, sí que consiguió hacerse con uno de los codiciados puestos del ranking final. Con una población que ya se acerca a los dos millones de habitantes y fundada en la década de 1820, la ciudad catarí ha emergido como uno de los centros financieros de Oriente Próximo gracias en gran medida a sus vastas reservas de gas. Fruto de ese crecimiento constante ha sido remodelada en diversas ocasiones y sus edificios se mantienen a la vanguardia arquitectónica.

Aparte de Doha, la capital del Líbano también se coló entre las siete ciudades maravilla del mundo. Beirut destaca por ser una de las urbes más antiguas —su primera mención data del siglo XV a.C.— y por su arquitectura, una mezcla de estilo moderno, otomano y colonial francés que ha sufrido varias reconstrucciones a lo largo de la historia y que recientemente se volvió a ver afectada por la explosión del puerto de la ciudad.

En Asia, las elegidas fueron Vigán (Filipinas) y Kuala Lumpur (Indonesia). La primera fue fundada en 1572 y sobresale como uno de los pocos asentamientos coloniales españoles que se han mantenido intactos —es conocido como «la Cartagena de Indias asiática»—, mientras que la segunda, capital de Malasia fundada en 1857, es conocido por sus construcciones modernas y las Torres Petronas, las torres gemelas más altas del mundo.

Durban (Sudáfrica) es por su parte la única aportación africana a la lista de las siete ciudades maravilla del mundo. Su creación data de 1835 y en la actualidad destaca por ser el principal puerto del continente, así como por sus icónicas playas y cultura del surf. Las ciudades que cierran la lista son latinoamericanas: La Habana (Cuba, 1519), que sirvió de trampolín para la campaña española en las Américas gracias a su ubicación estratégica y que hoy en día es uno de los grandes centros turísticos del Caribe; y La Paz (Bolivia, 1548), la capital a mayor altitud del mundo.

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