Ningún lugar me ha impuesto tanto como el Amazonas. En mi mente siempre visualicé que este destino únicamente le pertenecía a expedicionarios heroicos que protagonizan películas de aventura. Me preguntaba: ¿habrá en realidad anacondas gigantes y pirañas que te pueden atacar? ¿los árboles serán tan inmensos como los describen los libros? ¿las tarántulas tendrán el tamaño de la palma de una mano?
La preparación del viaje para ir al Amazonas es clave. Planifiqué esta expedición tomando en cuenta ciertas consideraciones.
La primera fue la inoculación con la vacuna contra la fiebre amarilla, que a pesar de ser recomendada y no obligatoria, es preventiva y da mayor tranquilidad al viajero que una vez en el destino se expone a tantos mosquitos. Por otro lado, presté atención en lo que empaqué: camisas de manga larga y pantalones ligeros para caminatas, repelente de mosquitos, botas de trekking o hiking de caña media, chaqueta rompevientos e impermeable, lámpara con adaptación para la cabeza, sombrero ligero, baterías recargables, termo y mochila para trekking.
No recomiendo viajar con maleta porque resulta incómoda para los traslados.