Ámbar: Fuente turística abandonada

Ámbar: Fuente turística abandonada
Ámbar: Fuente turística abandonada

El turismo es una fuente de ingresos importante en muchos países y regiones, cuya economía se basa en proveer divisas. La escuela semítica, presidida por Arthur Houlot, sugiere que se deriva del arameo antiguo, donde la palabra tur usada en el Talmud hace referencia al peregrinaje de Moisés por tierras del Canaán.

Neil Leiper, interpreta en el primer viaje organizado por la familia La Tour en el siglo XVIII para atraer a la Europa continental a comerciantes británicos. Turismo es el conjunto de relaciones y fenómenos producidos por el desplazamiento y permanencia de personas fuera de su domicilio.

Ministerio de Turismo (Mitur) desconoce el valor histórico del ámbar dominicano, que es la piedra de savia, denominada por los romanos Succinum Acidum.

El turismo impacta en la económico, en los aspectos internos y receptivos, pero la industria del ámbar se ha colocado al margen. En la actualidad, el Mitur no desarrolla una vinculación comercial o empresarial para la elaboración de pendientes, collares y diversos tipos de ornamentos como piezas preciosas de la República Dominicana. Esta fuente de fósiles es ampliamente usada para la fabricación de joyas por su belleza natural.

El país necesita de artesanos por vocación y profesionales con el aval del Ministerio de Turismo. Nada, absolutamente nada, se ha hecho en beneficio de hombres y mujeres que fabrican y mercadean los productos del ámbar para los turistas. Qué craso error gerencial. Las tiendas o gift shops están sin motivos de su existencia turística.

La resina es producida por una gama muy amplia de plantas con flores (angiospermas). Las resinas se exudan conjuntamente con algunos aceites, denominados oleorresinas, cuya función no se conoce con certeza. A temperatura ambiental, de estos aceites se volatilizan lentamente, lo que constituyen el primer paso al envejecimiento de la resina.

Después de la oxidación, producida por el contacto con el oxígeno del aire y la polimerización de moléculas simples para dar lugar a moléculas más complejas y estables. Mientras el material sea moldeable, aún es resina. Cuando se endurece y se semifosiliza obtenemos un material a medio término entre la resina y el ámbar: el copal.

El verdadero copal se distingue del ámbar por sus propiedades físicas (densidad, punto de fusión, solubilidad, etcétera) aunque a simple vista no es muy diferente. Pero, si las condiciones son propias, en los tres o cuatro millones de años, el copal toma la categoría preciada al ámbar.

El ámbar es un registro histórico y biológico, de cuya génesis no tenemos todavía una exacta consciencia. Es un archivo en que la vida guarda entre veintitrés o treinta millones de años de existencia planetaria.

De la Hymenaea es de donde se generó el ámbar dominicano, -en el período geológico terciario- se extrae de la Cordillera Septentrional (Santiago de los Caballeros y Puerto Plata) y Cordillera Oriental (El Valle, Hato Mayor y Bayaguana).

Para República Dominicana, el ámbar constituye una de nuestras mayores riquezas, ya que somos de los pocos países que poseen esta piedra desaparecida por su incalculable valor histórico; su origen data de la Era Cretácea, hace más de cien millones de años.

«Su color es muy variado. Se encuentra desde un amarillo claro como la miel hasta el marrón oscuro, sin que nos cause asombro verlo en tonos morado, rosado o azul.»

Al ámbar se le han atribuido propiedades medicinales y oscurantistas que parecen tener sus orígenes en el uso de tiempos inmemoriales. Verbi gratia: se quemaba como incienso frente al tabernáculo, las mujeres del Imperio Romano lo llevaban consigo para atraer la buena suerte.

Asimismo, era considerado como piedra con facultades curativas.

Los turistas aprecian el ámbar en variadas artesanías de collares, peines, aretes, anillos y todo lo que sea creativo y artístico.

Como sabemos, la secreción de resina es una respuesta a la presencia de patógenos. Cabría la posibilidad de que, en ciertos momentos de la historia, y debido a bruscos cambios ambientales, se hubieran producido fuertes ataques a los bosques, como sucede actualmente, por culpa de sequía o variaciones de temperatura.

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