American Airlines, la mayor aerolínea del mundo, tuvo una muy buena facturación en verano, pero, en cambio, los costes se dispararon por el combustible y, sobre todo, por los nuevos contratos con los pilotos que contemplan aumentos espectaculares, lo cual ha resultado en pérdida de 545 millones de dólares sólo para ese trimestre.

Como consecuencia de este pequeño desastre, los beneficios que se preveía para el ejercicio completo, bajarán sustancialmente.

Hay algo aún peor para American: el fuerte contraste de sus malos resultados con los de sus dos rivales para directos, Delta y United, que han presentado beneficios de 1.100 millones para el mismo periodo que, hemos de recordarlo, es el de más demanda del año.

Aparentemente, American también ha cometido el error de crear demasiadas rutas nuevas para este verano, lo cual no siempre es rentable porque exigen tiempo hasta madurar. Robert Isom, el primer ejecutivo, admite que “hay cosas que debimos haber hecho de otra forma en este verano. Vamos centrarnos en volar en las rutas en las que sí somos capaces de ganar dinero”.

Observen en ese mismo periodo del año pasado, cuando aún se arrastraban algunos efectos del Covid, American había ganado 483 millones de dólares. Este año, en cambio, se pagaron sólo en agosto unos bonos a los pilotos del orden de 980 millones de dólares.

La facturación de American en el verano fue buena, pero no aumentó; en el caso de United, en cambio, subió un 12 por ciento, mientras que para Delta subió un 11.