Luis Gallego, consejero delegado de IAG, uno de los principales grupos de aerolíneas en el mundo, apostó por la descarbonización de esta industria. Pero tiene un precio.
“Volar va a ser más caro porque descarbonizar la aviación cuesta dinero. Con nuestro plan de transformación, intentamos disponer de medidas de eficiencia para que ese impacto en los costes sea menor y no haya que trasladarlo a las tarifas, aunque sí puede tener impacto en la demanda”.
Así de claro habló en Nueva York, donde este lunes recibió el premio Empresario del Año de la Cámara de Comercio de España y EE.UU. Uno de los méritos para distinguir al máximo responsable de este grupo (Iberia, British Airlines, Airlingus, Vueling y Level) consiste en su contribución al éxito de la estrategia de sostenibilidad de la compañía, además de su capacidad de gestión. El conglomerado cuenta con 256 destinos y 94 millones de pasajeros. El impacto económico es de 69.000 millones de valor agregado y 618.000 empleos. En España, en el 2019, contribuyó al PIB con 21.000 millones y 317.000 trabajadores, un 1,7% y un 2%.
Gallego recalcó la necesidad de adquirir Air Europa para que Madrid pueda competir con los grandes hubs europeos y que permita mirar no solo al Atlántico. El trámite está en Bruselas, donde decidirán las autoridades sobre competencia. Esto parece más al alcance de lograr que la reducción de las emisiones de CO2. Los coches eléctricos ya están en el mercado, recordó Gallego, mientras que las aeronaves de hidrógeno no se esperan hasta el 2035 y se necesitarán 30 años para cambiar la flota. Hoy tienen 565 aviones, de los que el 43% son de nueva generación y un 40% menos de consumo, y los de fuselaje corto pueden rebajarlo un 20%.
Hoy ven un recorte del 50% con el uso del SAF o combustible sostenible. Pero aún es cuatro o cinco veces más caro que el queroseno y su producción es muy limitada. Otra idea es la del cielo único europeo, que supone volar en línea recta de un punto a otro y no haciendo zig zag como ahora.
En cuanto a recortar servicios en España para potenciar el tren con efecto descontaminante, apuntan que no es una buena idea. La mayoría de los vuelos interiores son de conexiones. La gente deberá ir a París, por ejemplo, para enlazar con viajes de largo recorrido y el carbono se seguirá emitiendo en España. “Hay que aportar soluciones, no restricciones”, dijo Gallego.