En el marco de la celebración de los casi 10 millones de turistas que nos han visitado este año, la República Dominicana se encuentra en una posición privilegiada en la región en materia de turismo. Este crecimiento nos brinda oportunidades excepcionales para continuar diversificando nuestra oferta.
En los últimos años se ha trabajado en proponer alternativas al turismo tradicional de resort todo incluido, tanto con excursiones fuera de los hoteles como con hoteles ecoturísticos y turismo de montaña.
Ahora bien, ante este nuevo panorama, el turismo de salud y bienestar ha emergido como una fuerza significativa, atrayendo alrededor de 60,000 visitantes internacionales. Este fenómeno, liderado por la Asociación Dominicana de Turismo de Salud (ADTS), ha experimentado un impresionante aumento del 200% desde 2015, cuando apenas contaba con 20,000 pacientes.
El presidente de la ADTS, Alejandro Cambiaso, ha destacado la importancia de esta actividad al fomentar alianzas público-privadas, consolidando a República Dominicana como un destino turístico de salud seguro. Este cambio en la dinámica turística ha situado a nuestro país en el noveno lugar en la industria del turismo médico a nivel global, según la Asociación de Turismo Médico (ATM).
Colombia, Costa Rica y México también compiten en el ámbito del turismo de salud en América Latina, ofreciendo opciones asequibles. Sin embargo, al comparar los precios, República Dominicana destaca como una opción más económica para procedimientos médicos.
El turismo de salud ha demostrado su impacto económico en el país, generando más de 1,321 millones de dólares en 2022. Con más de 262,902 extranjeros buscando tratamientos médicos, el país se consolida como un referente en este sector en constante crecimiento.
Para continuar apostando al crecimiento de esta industria tan lucrativa es importante integrar el turismo de salud en la planificación turística del país, impulsando nuevos nichos de mercado como el turismo de jubilados y el de bienestar integral. Además, es necesario continuar mejorando la calidad de las instalaciones y servicios sanitarios, principalmente cerca de los destinos turísticos más populares.
Se requiere una inversión pública y privada en capacitación de personal médico e infraestructura sanitaria, así como un compromiso firme con las acreditaciones internacionales y las garantías de calidad.
En la era post-pandémica del COVID-19, el bienestar personal se ha convertido en una prioridad para muchos y la salud es la nueva riqueza. La diversificación del turismo hacia la salud refleja una respuesta a las cambiantes demandas de una sociedad que valora e invierte cada vez más en la prevención y el acceso a servicios médicos de calidad.
Por: Orlando Jorge Villegas