Dijo una vez el ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra en una conferencia que los primeros turistas que llegaron con bikini ayudaron más a la Transición que muchos discursos políticos. A las ansias de libertad y democracia que ya se respiraban en España se sumaron las experiencias que trajeron millones de visitantes que llegaron a España a partir de la década de los sesenta del siglo XX y que hicieron más evidente que el momento del cambio había llegado.
El Turismo es la industria de la felicidad, y sin duda, también ha servido como catalizador de nuevas corrientes sociales, culturales y políticas. Siempre ha sido parte de la solución y nunca del problema. No aparece en la lista de inquietudes de los españoles en ninguna de las encuestas o sondeos que se elaboran por parte de entidades u organismo independientes. Tampoco en el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces donde esta industria no es referida como una inquietud o problema.
Los andaluces mantienen una mayoritaria percepción positiva del Turismo. La Empresa Pública para la Gestión del Turismo y el Deporte ha elaborado el Estudio de percepción de los andaluces hacia el turismo 2023. El 91% de los residentes considera que esta actividad afecta de manera positiva o muy positiva a la economía de su municipio. El porcentaje crece hasta el 96 en el caso de los municipios eminentemente turísticos en los que la concentración de visitantes es mayor.
El impacto económico del Turismo en la economía andaluza es indiscutible. Sin esta industria, la Comunidad dejaría de generar casi 26.000 millones de euros anuales y perdería 415.000 puestos de trabajo directos (el 12% del total de ocupados). Se estima que una de cada cuatro familias andaluzas vive del Turismo y que esta actividad impacta de forma directa o indirecta en otras 76 ramas de actividad (desde el comercio minorista, la metalurgia, la industria agroalimentaria o la construcción de muebles).
Pese a esta realidad, existe una reciente tendencia, sin duda minoritaria y quizá tendenciosamente interesada, que utiliza términos como saturación o turismofobia a partir de la premisa de que algunas de nuestras ciudades están saturadas. Son términos demasiado gruesos que no se sostienen con datos. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Baleares y Cataluña son las regiones españolas que más escenarios presentarían elevada densidad. Nuestro destino, uno de los principales del país, no tiene ninguna localidad entre las 20 primeras con mayor concentración del Turismo sobre la población local.
Se percibe en algunos puntos de algunas ciudades, en determinados momentos del año una mayor concentración de turistas, pero de ahí a la saturación o a esa apocalíptica turistificación que se sostiene con poco fundamento y con bastante irresponsabilidad hay un trecho. Ante ello, la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte trabaja para hacer aún más imperceptibles estas situaciones, haciendo más sostenible la actividad turística.
En este sentido, la estrategia de la Junta de Andalucía va encaminada hacia la desconcentración de los flujos de visitantes en orden a distribuir las visitas a lo largo de los meses y de todos los territorios. Igualmente potenciamos la llegada de nuevos viajeros a zonas del interior de nuestra geografía. Atraemos a un visitante interesado en nuestra esencia, en nuestra cultura y por ello más sensible a la importancia de la convivencia con la población local.
Y nuestra acción ha dado resultado. La estacionalidad del Turismo en Andalucía se redujo en 2023. El índice Gini, uno de los más empleados para medir este valor, sitúa a nuestro destino en un 0,23 sobre 1 (0,27 en 2022). Nuestra Comunidad obtuvo el pasado ejercicio la cifra más baja de estacionalidad desde el año 2008.
También, se culpa, en un análisis muy superficial, al Turismo de la falta de vivienda en algunas zonas de las ciudades. Pero esta escasez no la genera esta industria, sino una política estatal de promoción de vivienda pública, culminada por una ley del derecho a la vivienda que ha conseguido el efecto contrario al pretendido: ha aumentado el número de viviendas vacías (en este punto hay un amplio consenso) y que por tanto no se sacan al mercado de alquiler. El censo de viviendas vacías en Andalucía, según el INE es del 14%. En Málaga capital, por ejemplo, se contabilizaban 16.638 viviendas vacías en 2021.
El Turismo tampoco ha provocado la desnaturalización y abandono de los centros históricos. Por el contrario, esta industria ha servido para incentivar la recuperación, rehabilitación y dinamización económica de estas zonas. ¿O no recordamos ya hace 15 o 20 años el casco de Sevilla o el centro histórico de Málaga con zonas inseguras y fachadas de casas apuntaladas?. Fue la actividad turística la que revitalizó los centros de las ciudades y su comercio. Desde hace décadas hay una tendencia creciente por adquirir viviendas en áreas residenciales ante la facilidad del acceso a servicios, transportes y espacios verdes en la que actividad turística no ha tenido nada que ver.
Quizá, tras haber superado la crisis de la pandemia con la solvencia que se produjo, se da por hecho que la industria turística lo aguanta todo y que los ataques injustificados de algunos van a salirnos gratis. Pero no. El Turismo requiere atención y apoyo permanente como primera actividad económica del país y de Andalucía. Tenemos que cuidar a las empresas, profesionales y trabajadores que tantas alegrías tienen todavía que darnos.Contra el relato están los datos. Frente a ese relato totalmente capcioso que trata de cuestionar al Turismo como una actividad depredadora para el territorio y la comunidad local están las realidades pasadas y presentes que nos hablan de una industria transversal y tractora de economía y cultura. El Turismo no es el problema. Siempre ha sido y será parte de la solución.