Cientos de surfistas acudieron el martes a las famosa playa de Bondi Beach, en Sídney, después de que Australia empezara a suavizar las restricciones impuestas para frenar la propagación del nuevo coronavirus.
Con sus planchas bajo el brazo, decenas de surfistas se lanzaron al agua incluso antes de la apertura oficial de la playa, a las 07.00 horas, cinco semanas después de que las autoridades cerraran su acceso.
Otros, más disciplinados, esperaron pacientemente y aplaudieron a los empleados municipales que abrieron las barreras para acceder al agua. Muchos se zambulleron en el mar. En la arena, no quedó nadie.
Por el momento, sigue estando prohibido entrar en la zona para tomar el sol, hacer deporte o jugar en el área, conforme a las medidas de distanciamiento social y la prohibición de reuniones numerosas.
Unas pancartas en las que se puede leer «surfeen y váyanse» invitan a los visitantes a irse rápidamente después de haberse deslizado entre las olas.
Bondi Beach, paraíso de surfistas – Saeed KHAN / AFP
La reapertura de Bondi y de otras playas cercanas tiene lugar en el marco de la flexibilización de las restricciones en varios Estados australianos, alentados por el menor aumento de nuevos casos de COVID-19 en Australia.
En Bondi Beach, los surfistas disfrutaban de las olas, pero manteniendo las medidas de distancia social. «Estaba esperando este momento desde hace una semana. Me dije: a las 7.30 (estaré) aquí. Es realmente emocionante», explicó a la AFP Diane Delaurens, después de salir del agua.
John Minto, con su plancha bajo el brazo al lado de su hijo, se mostraba contento de volver al mar. «El surf no es genial, pero no podemos quejarnos hoy», comentó.
Bondi Beach -que forma parte desde 2008 de la Lista del Patrimonio Nacional de Australia– suele aparecer en muchas listas de las mejores playas del mundo, sobre todo para los surfistas. Está a unos seis kilómetros del centro de Sidney, y mide un kilómetro de larga, aproximadamente. Antes del coronavirus contaba unos 2,5 millones de visitantes cada año.